La lengua como valor cultural de consenso.
La lengua como valor cultural de consenso
Poner en valor las lenguas propias de Aragón debería ser motivo de consenso, en lugar de dividir y enfrentar a pueblos enteros. La Ley de Lenguas ha sido polémica desde su nacimiento.
Como ya ocurriera con el texto aprobado en 2009 por el ejecutivo de Marcelino Iglesias, el anteproyecto de la nueva ley de Lenguas cuenta en poco tiempo con tantos adeptos como detractores. Lejos de ser la mejor herramienta para establecer lazos entre territorios y acercar a las personas, la lengua se ha convertido, una vez más, en un instrumento de división dentro de nuestra propia comunidad. Y todo por no encontrar las palabras adecuadas para denominar las lenguas que hablamos en Aragón. Si la anterior consideración de ‘catalán’ resultó indigesta para ciertos sectores sociales, el actual ‘aragonés oriental’ nace como una definición forzada, que ya ha sido objeto de debate y mofa fuera de Aragón. El Consejo Escolar y profesores del área de Filología Catalana de la Universidad de Zaragoza se han mostrado contrarios al borrador. En Caspe, la presidenta del parlamento catalán criticó el jueves que se “niegue la evidencia” de lo que se habla en Aragón, poniendo en una incómoda situación a la consejera de Cultura. El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, también dijo la semana pasada en tono irónico que él habla “aragonés oriental desde hace tiempo” y la periodista Pilar Rahola tildó a la consejera Serrat de “botiflera del año”. Los ‘botiflers’ fueron aquellos que dieron su apoyo al rey Felipe V para aniquilar los fueros de la Corona de Aragón y prohibir las singularidades del territorio tales como la lengua. Trescientos años después de la Guerra de Sucesión, ni unos ni otros responsables políticos trabajan en un sentido contrario al de estos ‘botiflers’, tensionando a las sociedades de los territorios bilingües. Los hablantes de estas zonas no necesitan una ley que les diga en qué idioma hablan. Urge un adecuado sistema de aprendizaje que les permita saber escribir en su lengua materna. En términos lingüísticos, Aragón es la comunidad más rica de todo el país. El uso y puesta en valor de sus tres idiomas debería impulsar un trabajo consensuado entre la administración y la comunidad académica. Y más que un pretexto para enfrentar, esta riqueza debería hacernos sentir orgullosos.
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