(Article publicat ahir a “El Diario de Teruel”)
” José Miguel Gràcia
No es fácil ni agradable disentir de la mayoría, en este caso, de casi la totalidad de lo que piensan y actúan las instituciones y las gentes de Aragón en el tema objeto de estas líneas.
Según pudimos leer en la prensa, no ha mucho tiempo: “Administraciones públicas, organizaciones sindicales, empresariales, académicas y partidos políticos han firmado (12 de septiembre) un manifiesto conjunto en apoyo del eje 16 RTE-T y en defensa de la Travesía Central Pirenaica (TCP) como única solución al transporte ferroviario de gran capacidad para mercancías.” El gobierno de Aragón ha decido impulsar grandes actos de apoyo y actuar como una especie de “lobby”. Un día sí y otro también hay declaraciones, reuniones y peticiones al respecto. Toda la Cámara aragonesa al unísono.
No voy a entrar a discutir las bondades de la TCP para Aragón ya que tan prolija y efusivamente se vienen difundiendo. Mi disensión anda por otros derroteros. En primer lugar, en Aragón, dígase lo que se diga, se está en contra de la Travesía o Corredor Mediterráneo (CM) por la sencilla razón que las dos no se van a hacer, no hay ni habrá dinero suficiente. (¿Por qué no asistieron en Madrid a la reunión del día 14 de septiembre los presidentes de las autonomías levantinas?)
Las grandes inversiones en estructuras, instalados en la crisis o ya fuera de ella, se van a limitar hasta extremos insospechados. ¿Quién las paga o financia y cómo?, ¿son imprescindibles?, ¿en qué se basa su rentabilidad?, ¿cuál es la mejor opción?, son preguntas que se harán hasta el infinito antes de decidir una gran inversión europea.
Pongamos los pies en el suelo y no somiem truites (utilizadísima frase hecha que significa en catalán creer posibles cosas irrealizables). La producción industrial de las comunidades mediterráneas incluido Aragón supera el 50 % de España y las que comprendería el eje central incluido Aragón también, no alcanza el 20 %. Teniendo en cuenta la inexistencia de un corredor ferroviario en el Mediterráneo; el peso económico presente y futuro de esta amplia parte de España; la comunidad de intereses de una parte de Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña; las exportaciones agrícolas; el número de habitantes —no olvidemos que son votantes—; las importantes relaciones económicas actuales; etc.; ¿no hacen sospechar al lector cual será el corredor que se decidirá primero? ¿Qué pasará con la TCP?: ustedes mismos.
Pienso yo que Aragón, a parte de malgastar energías en este proceso se ha desgajado voluntariamente —craso error— del Corredor Mediterráneo, el cual, dicho sea de paso, también comportaría enormes ventajas para Aragón, sobre todo si se actúa como parte activa y no contraria dentro del proceso de discusión y justificación. Aragón no tiene costa, pero es una región mediterránea. Aragón debería volcarse en promocionar su papel logístico entre el norte y el levante español, económicamente más importe de lo que pudiera parecer a primera vista. De ambos lados le vendría la riqueza. ¿Por qué se ha de aislar el norte de España?
Si nos limitamos a las comarcas turolenses —les recomiendo que abran a partir de ahora el Google Earth en su ordenador para que sean los ojos los que les ayuden en mis afirmaciones, al acercarse a la Península Ibérica, a Aragón, Teruel, la costa… —, es mucho más importante y necesario para su desarrollo el CM que la TCP. Mírese como se mire, las relaciones comerciales, logísticas y turísticas han sido, son y deberán ser muy estrechas y profundas con Valencia y Cataluña, obviamente en primer lugar por su proximidad.
Si no somos capaces de aprovechar y desarrollar los vínculos económicos más allá de la circunscripción política y administrativa, no iremos por buen camino. Lo ideal para Teruel sería tener dos o tres vías rápidas de salida hacia la costa. Apelo a la ciudadanía en general en el contexto de una Europa de las Regiones. Si me permiten la chanza: ¿no sería bonito caminar hacia un reconstituido Reino de Aragón económico? Y para que nadie se enfadase podría llevar por nombre VALARACAT.
Muy seriamente, en la solución o alternativa central hay algo, reconozco, que me produce urticaria: es el hecho de que este gran eje ferroviario debería pasar inexorablemente por Madrid. No aprenderemos nunca, siempre caemos en los mismos errores de la España radial, centrípeta y centralista, irracional y antieconómica. ¿Cómo se puede despreciar permanentemente una racional estructura viaria reticular?
Y para más inri a la hora de justificar el paso por Madrid se vincula también su conexión con Lisboa. Si tienen el Google Earth abierto observen cuan de lógica sería una vía que saliendo de Lisboa o de sus alrededores discurriese por Badajoz, Mérida, Ciudad Real, Albacete y el Mediterraneo, por ejemplo. A este respecto la plataforma Teruel Existe tiene unas imaginativas soluciones para una parte del recorrido.
El deber de las instituciones en general y de los políticos en particular, debería circunscribirse en transmitir a la ciudadanía proyectos realistas con elevadas probabilidades de realizarse, y no distraer al personal con proyectos quiméricos, y menos aún plantearlos como la única solución posible.
O tal vez me equivoco y los políticos dicen solamente aquello que el pueblo quiere oír… En ese caso, hacen bien su trabajo. A mayor abundamiento, una de las consignas del mayo parisino del 68 decía: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Debo ser poco realista, porque me inclino por lo factible y posible.
¿De todas formas, quién se acordará de todo esto dentro de diez, veinte o más años? Miren que pronto se ha olvidado Gran Scala. ¡Y los distraídos e ilusionados que estuvieron los aragoneses durante un par de años!”
Comments