NATALIA ASÍN. Zaragoza
La coalición PSOE-PAR del Gobierno de Aragón atraviesa su peor momento a un año y medio de que concluya la legislatura y a propósito del modelo de financiación autonómica. Ayer la tensión de los socios quedó más que patente en el debate extraordinario de las Cortes.
Las discrepancias son tan sustanciales en estos momentos que el presidente de Aragón, el socialista Marcelino Iglesias, dio ayer un ultimátum al PAR. O acepta la financiación o el futuro del Ejecutivo autonómico se resquebraja, lo que deja a los aragonesistas en una situación muy complicada tras las contundentes declaraciones de su líder y vicepresidente de la DGA, José Ángel Biel, de rechazo frontal al nuevo sistema. Habrá que ver si aguanta y lleva su posición hasta sus últimas consecuencias o Iglesias toma la delantera. Los socialistas se quedarían en minoría y con todos los grupos parlamentarios en contra del modelo financiero, que es la base de los presupuestos de 2010 (los ingresos).
Por eso, el presidente emplazó a su socio a “reflexionar sobre la estabilidad en el gobierno” y le advirtió de que “esto no es una cuestión menor, es una cuestión axial y deben analizarlo así”. “Es una cuestión fundamental, no se trata de a ver qué pasa. Todos tendremos que saber a qué estamos jugando en cada momento”, avisó.
Iglesias respondía así a la intervención del portavoz del PAR, Javier Allué, que -como él mismo confesó- era “un discurso crítico” frente a la “complaciencia” con la que se había expresado el socialista. “Triste y decepcionado”, el portavoz aragonesista dejó claro que el PAR no se siente vinculado con el apoyo al modelo de financiación de los socialistas y les instó a cambiar porque aseguró que no se ha negociado nada. “No nos podemos quedar con los brazos cruzados si el Estatuto no se cumple”, dijo Allué, que denunció que las críticas de su partido no se tienen en cuenta y que Iglesias está sometido a la disciplina del partido.
Recordó que en el modelo prevalece la población frente a la superficie y la dispersión que favorecen a Aragón. Por contra, señaló que no se tienen en cuenta criterios como la orografía o los desequilibrios territoriales -singularidades de la Comunidad- mientras otras logran “un fondo de normalización lingüística”.
Allué denunció que no va a aceptar que la comisión mixta con el Estado se limite únicamente a ratificar el acuerdo y apostó por que se obtenga un cupo complementario, como recoge el Estatuto, que sirva para compensar la deuda histórica. “Si no se resuelven estos asuntos en los próximos meses, tendríamos serios problemas”, dijo.
Silencio inusitado
El presidente le contestó en medio de un silencio inusitado en la Cámara y de un ambiente de enorme tensión. Primero, negó que la disciplina de partido marque su gestión y dejó claro que no es partidario de más excepciones en el sistema de financiación que los fijados en la Constitución (los regímenes especiales vasco y navarro). Sí reconoció que estaría de acuerdo en que podrían mejorarse las ponderaciones del sistema, pero advirtió de que es “fundamental” para elaborar los presupuestos y por, eso, dijo que todas las Comunidades van a aceptar el modelo.
Después, se centró en las relaciones de gobierno consciente de que si se rompen, el PSOE se queda en minoría con 30 diputados en la Cámara. Pero dejó entrever que hay más partidos con los que obtiene mayoría además del PAR, como CHA. “La estabilidad de la coalición ha sido uno de los valores fundamentales que ha permitido pasar de los 15.000 euros a 26.000 de renta per cápita en 10 años”, subrayó Iglesias, que recalcó que su apuesta es que siga existiendo esa colaboración como se ha demostrado en los incendios de Teruel.
Pero instó a los aragonesistas: “Tenemos la obligación de salir de acuerdo y continuar dando estabilidad a esta Comunidad”. Para ello, se comprometió a explicar el sistema “mil veces si hace falta” y a “hablar, debatir y acercar posiciones” este verano. Allué también hizo una llamada a “la reflexión veraniega” a los socialistas, porque recalcó que “un matrimonio es cosa de dos”.
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