Aragón y los catalanes
(Article publicat avui al diari La Comarca d’Alcanyís)
“José Miguel Gràcia*
No me produce ningún tipo de satisfacción el tema que voy a tratar, más bien todo lo contrario, inquietud y más aún, incomprensión. En mi larga experiencia por tierras catalanas nunca he escuchado, ni en conversaciones privadas ni en actos públicos, juicios desfavorables contra Aragón o los aragoneses. Si se habla de los paisajes pirenaicos salen muy bien parados los de la parte de Aragón, si se habla de sus productos y gastronomía, no faltan las alabanzas, si se habla de sus gentes, abundan los comentarios sobre su cordialidad e incluso sobre la tan manida nobleza aragonesa. ¡Y no digamos si sale a colación La Franja! En este caso aparece la lengua, la cultura, las raíces, etc. Puede que no sea siempre así, pero yo no me encontrado en ninguna situación que pudiera servirme de excepción. En mi caso concreto es de justicia decir que mi origen aragonés siempre me ha proporcionado un plus en Cataluña, nunca ningún inconveniente. Bien es cierto que siempre he manifestado mi grado de integración en Cataluña y hablo catalán siempre que puedo, catalán occidental del Matarranya o del Baix Aragó, o estándar de Barcelona, lo cual, supongo, me supone una ventaja. Todo ello sin perder un ápice de mi cualidad y raíces aragonesas, de cuya defensa me dedico más fuera que dentro.
Cambiemos de tercio y situémonos en Aragón. Según he podido comprobar personalmente en multitud de ocasiones, o tal como me comentan amigos y conocidos: en los lugares de trabajo, en los bares, en reuniones de amigos y familiares, cuando se toca el tema de Cataluña o de los catalanes, éstos últimos suelen salir muy mal parados. Seguro que el lector también lo habrá podido comprobar en más de una ocasión. Se ponen de manifiesto todos los tópicos posibles, alimentados por los políticos que buscan los votos del anticatalanismo, los medios de comunicación que buscan aumentar sus ventas con este tipo de ideas, los tertulianos y columnistas que se apuntan al carro, etc., etc. No es difícil escuchar que los insolidarios catalanes son los que más reciben del Estado, a pesar que las balanzas fiscales dicen lo contrario. Se critica la inmersión lingüística sin tener en cuenta que se ha considerado modélica por otros países, a parte de ser el producto de la voluntad democrática de los catalanes. Como he escrito tanto sobre los bienes de La Franja, prefiero no comentar el tema, ¡Qué tendrán que ver la mayoría de los ciudadanos catalanes con este asunto! En el caso de que se haga patente alguna cualidad de la ciudadanía catalana siempre va acompañada por algún “pero”. Será porque a mi me suenan a chiste las grandes “verdades históricas”, me preocupa más bien poco que a Pedro el Grande se le conozca como Pedro III, o los historiadores catalanes le llamen Pere II, Comte de Barcelona.
Dando por supuesto que hay excepciones por ambas partes respecto a todo lo que he dicho, la pregunta que me hago y hago a todos ustedes es: ¿Todo esto por qué y para qué? ¿Qué gana Aragón y los aragoneses? Yo no he oído tan duras críticas con relación a otros vecinos, ni a otras partes de España, ni con relación a la capital del Reino, hacia donde van nuestro impuestos y en donde los administran o se los gastan en una gran parte. ¡Y miren que el terreno está abonado!
Para acabar déjenme que les haga mención a un tema de vital importancia para esta comunidad autónoma: las cifras de visitantes, turistas de paso, de fin de semana y de períodos más largos, provenientes de Cataluña son las más elevadas de todo el Estado. Bien lo saben los establecimientos turísticos y de servicios del Baix Aragó y del Matarranya, por ejemplo. Año tras año, el incremento de visitantes de Dinópolis provenientes de Cataluña es muy importante. ¿Se ha pensado en el flujo de visitantes que podrá venir de Cataluña a Motorland?
Alguien con mayor capacidad de análisis o clarividencia que yo, bien haría en recomendar cuales deberían ser las actitudes de Aragón con Cataluña y viceversa.
*Escritor”
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