Source: Alejandro Blanco y las trampas olímpicas del COE – Aragon Despierta

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista con Alejandro Blanco, presidente del COE[[[20M ARCHIVO]]] Id: 2022-1136678 Fecha: 11/04/2022 Propietario: (20M) 20 MINUTOS Autor: (20M) GONZÁLEZ, JOSÉ de
Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español.

En octubre de 2017, el presidente aragonés, Javier Lambán, inauguró en Zaragoza una exposición promovida por él —»Dicen que hay tierras al Este»—, que documentaba las relaciones de vecindad y afecto entre Aragón y Cataluña. El título se tomó de la letra de una canción de Labordeta: «dicen que hay tierras al Este donde se trabaja y se paga». Y en el acto inaugural Joan Manuel Serrat, hijo de aragonesa de Belchite, cantó Cançó de bressol (canción de cuna), cuya letra mezcla estrofas en castellano y en catalán. Organizada por un comité científico de historiadores catalanes y aragoneses, la muestra, que tuvo una cifra récord de visitantes, era una «declaración de amor» de Aragón a Cataluña. Mostraba cómo las dos comunidades se han ayudado durante siglos a crecer y destacaba los densos vínculos que las unen sobre los contenciosos que eventualmente las separan.

Aragón y Cataluña (además de Navarra) comparten también los Pirineos. La idea de presentar una candidatura conjunta para los Juegos Olímpicos de Invierno, lanzada en 2019, tenía todo el sentido. Desde ambas comunidades se han impulsado proyectos, pero nunca llegaron a puerto. Hace doce años, los alcaldes de Zaragoza y de Barcelona —Juan Alberto Belloch y Jordi Hereu, respectivamente, ambos socialistas— compitieron para la cita de 2022. Barcelona-Pirineus se retiró dos veces. Jaca lo ha intentado en cinco ocasiones. Ahora, unir fuerzas y concurrir conjuntamente hacía un proyecto ganador.

Había, además, una razón de peso. La expuso Pedro Sánchez en otoño de 2021 durante una visita a Zaragoza: «Los Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo —dijo— son un proyecto de país». Se trataba de coser heridas y de estrechar lazos entre Cataluña y el resto de España. El presidente del Gobierno pronunció cuatro palabras claves: la candidatura, aseguró rotundamente, sería «en pie de igualdad» entre Aragón y Cataluña.

También pronunció esas cuatro palabras —»en pie de igualdad»— Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, en enero de 2022. Pero los hechos empezaron a desmentir las palabras. No solo la resistencia a que Aragón o Zaragoza figuraran en el nombre. La Generalitat presidida por Pere Aragonès insistía en liderar el proyecto aunque también marcaba distancias con el plan. Se recordaba que la iniciativa había partido del PSC y gustaba a Junts, se cuestionaba el modelo de desarrollo, se planteaba una consulta sobre un modelo discutido por una parte importante de la opinión pública. Y, sobre todo, estaba el reparto de pruebas, que dejaba a los valles pirenaicos fuera en el esquí alpino, la prueba reina de unas Olimpiadas.

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En las reuniones previas, los técnicos de la parte aragonesa se mostraron inicialmente de acuerdo con esta distribución. Creían —dicen desde el Gobierno de Lambán— que eran encuentros preparatorios. El presidente pidió revisión, algo lógico en unas citas previas porque los técnicos nunca tienen la última palabra en un asunto político, pero las cartas estaban marcadas. Alejandro Blanco, físico y judoca, presidente del COE desde 2005, reelegido con el apoyo del ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, desplegó una asfixiante llave de judo. La exigencia de Lambán para que el proyecto fuera en igualdad se presentó como una tozudez anticatalanista, igual que la oposición aragonesa al trasvase del Ebro, en su día, se caricaturizó como la de un baturro agarrado a su botijo.

En junio, la situación era insostenible y el proyecto voló por los aires. La consejera aragonesa Mayte Pérez acusó a Blanco de ser un «comisario político que ha querido que Aragón fuera una comparsa». El presidente del COE abandonó toda neutralidad: «Respecto al tema de Aragón… yo creo que ya ha superado todo lo que se puede mentir».

Para ganar la batalla del relato, el entorno del COE filtró a los medios los audios —amputados— de las reuniones técnicas para la candidatura. En ellas se refleja la cándida torpeza de los negociadores aragoneses. Pero quedaba una vuelta de tuerca, que acaba de saltar. Los audios de la reunión negociadora no tienen nada que ver con las grabaciones que efectuó la Guardia Civil durante una comida mantenida entre Alejandro Blanco, el expresidente Artur Mas y un alto cargo de la Generalitat, imputado en varios procedimientos por corrupción. Por este último comensal se efectuaron las grabaciones, desveladas por El Confidencial este viernes. En ellas se escucha, presuntamente, a Alejandro Blanco hacer de portavoz de Pedro Sánchez y decir a sus interlocutores que una candidatura conjunta con Aragón bajaría la tensión generada en la calle tras el procés. El presidente del COE, un organismo en teoría independiente, pide a sus interlocutores 400.000 euros para lanzar el proyecto que, según le responden, podrían salir de las arcas públicas, concretamente de la empresa Ferrocarriles de Cataluña. Los investigadores concluyen que esta y otra disposición de fondos para una campaña de publicidad, en la que no intervino Blanco, pretendían utilizar la candidatura «para internacionalizar el discurso independentista».

No ha habido anticatalanismo en la postura del presidente Lambán. Todo apunta, como poco, a que ha habido deslealtad manifiesta en la actuación de Alejandro Blanco, cuya gestión queda totalmente en entredicho, porque ha actuado de parte en lugar de ser árbitro. La candidatura no era conjunta, era una pantalla. El asunto exige asunción de responsabilidades y explicaciones al más alto nivel. Lo requiere el hecho de que el presidente del COE haya sido un factor de discordia entre dos comunidades españolas, para disgusto de los catalanes y aragoneses que esperaban otra salida.

(FUENTE 20 MINUTOS)