– ¿La existencia de tres lenguas diferenciadas en el periodo medieval -aragonés, castellano y catalán- complicaba las cosas?
– No podemos olvidar que son tres lenguas románicas muy próximas entre sí, así que no había problemas de comprensión. Las cosas se complicaban cuando las lenguas se asociaban a esas identidades políticas, y comenzaban a utilizarse para oponer los diferentes territorios. La lengua aragonesa se convirtió en un símbolo político del reino, y el uso de otro romance podía entenderse como un elemento de alteridad. De ahí que te encuentres que localidades como Fraga o Tamarite de Litera, donde siempre se escribía en catalán, cuando se dirigían a las Cortes de Aragón abandonaban su lengua propia y se pasaban al aragonés. Debían de creer que el hecho de hablar en catalán podía ser interpretado por el resto como un signo de exclusión.
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