Origen: Los territorios (fuera de Cataluña y España) donde también se habla catalán – BBC Mundo
El catalán es la lengua propia de Cataluña. Pero no solo lo es de este territorio.
Para muchos catalanes este idioma de origen románico, es decir, derivado del latín, como el castellano, el portugués, el francés o el italiano, es su lengua -materna o no- de uso cotidiano y una de sus principales señas de identidad.
Sin embargo, el ámbito lingüístico del catalán no coincide con los límites de esta comunidad autónoma española.
En torno a un tercio de sus aproximadamente 10 millones de hablantes se encuentran fuera de Cataluña, repartidos por regiones y países con realidades políticas y sociolingüísticas muy diversas.
En los últimos días, Cataluña se encuentra sumida en una profunda crisis política tras la controvertida consulta sobre su independencia celebrada el pasado 1 de octubre, considerada ilegal por el gobierno español y suspendida por el Tribunal Constitucional.
Este martes, el presidente catalán, Carles Puigdemont, le dijo a la BBC que su gobierno declarará la independencia unilateral de Cataluña en los próximos días.
En este contexto, BBC Mundo explica en qué lugares se habla el catalán, cuál es su situación en cada uno de ellos y qué repercusiones puede tener la situación catalana en esta lengua.
No solo en Cataluña
Además de en Cataluña, esta lengua se ha hablado históricamente en las Islas Baleares, en buena parte de la Comunidad Valenciana (donde oficialmente recibe la denominación de valenciano y es percibida por parte de la población como una lengua diferente) y en la Franja de Aragón, limítrofe con Cataluña.
También existen algunos hablantes en una zona de la Región de Murcia -al sur de Valencia- conocida como El Carche.
Fuera de España, el catalán se habla en el Principado de Andorra, en parte del departamento francés de los Pirineos Orientales -un área también conocida como Cataluña Norte- y en la ciudad de Alguer (Alghero en italiano), situada en la isla italiana de Cerdeña, que fue repoblada con catalanohablantes en el siglo XIV.
“En conjunto son entre 5-6 millones de hablantes nativos y, sumados a los hablantes como segunda lengua, unos 10-11 millones”, le dice a BBC Mundo F. Xavier Vila, profesor de Filología Catalana de la Universidad de Barcelona.
“La inmensa mayoría están en Cataluña, con unos siete millones, en Valencia, con unos dos, y en Baleares, con aproximadamente medio millón. En Aragón son unos 50.000, también 50.000 en Andorra y entre 50 y 100.000 en Francia. En Alguer hay unas 15.000 personas que dicen saber hablarlo”, agrega.
Una lengua de “demografía mediana”
Históricamente, la extensión de la lengua catalana fue de la mano de la expansión de los dominios de la Corona de Aragón, especialmente en los siglos XIII y XIV, tanto en la Península Ibérica, como en el Mediterráneo.
“El germen del catalán se produjo en la parte norte, en el Pirineo. A través de la repoblación con población cristiana de zonas más al sur, ese germen fue difundiéndose y configuró un territorio en el que se hablaba y se continúa hablando esta variante del latín”, le dice a BBC Mundo el sociolingüista Natxo Sorolla.
En la actualidad, el catalán es lo que los lingüistas denominan una “lengua de demografía mediana”.
Esto significa que no es una de las “grandes lenguas” del mundo por número de hablantes, como el inglés, el mandarín o el castellano, pero que tampoco encaja en la definición de “lengua minoritaria”.
“Si hay alrededor de 7.000 lenguas en todo el mundo, el catalán se situaría de las primeras en la posición ciento y pico“, indica Sorolla.
“Si lo comparamos con las lenguas europeas, el catalán es la lengua con mayor número de hablantes de las que no tienen reconocimiento oficial en la Unión Europea. Hay otras lenguas que sí lo tienen, el croata, por ejemplo, con muchos menos hablantes que el catalán”, explica el profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.
Estatus legal diverso
El reconocimiento oficial de la lengua también varía sustancialmente entre los diferentes lugares donde se habla históricamente.
Mientras que en Andorra es el único idioma oficial y en Cataluña, Baleares y Valencia (con la denominación de valenciano) está reconocida como lengua propia y cooficial, en el resto de territorios, el catalán no tiene estatus de oficialidad.
“En la Cataluña Norte tiene algún reconocimiento, a veces municipal, y está recogida por la constitución francesa como patrimonio cultural y en Italia existe la ley de protección de las minorías lingüísticas, que menciona explícitamente al catalán y le da una cierta cobertura”, aclara el profesor Vila.
De este marco legal depende en gran medida el grado de protección y promoción oficial que se haga del catalán, por ejemplo, a nivel educativo.
También influye -aunque no es el único factor- en su vitalidad, que se mide en función de parámetros como su uso social, su presencia en los medios de comunicación y en la educación, en la producción cultural o en su transmisión (o no) entre padres e hijos.
En este sentido, de acuerdo con los expertos consultados, Cataluña y Andorra son los territorios, seguidos de Baleares y Valencia, donde la lengua presenta mayor “vitalidad”.
A continuación se situaría la zona de Aragón de habla catalana.
“A la cola nos encontraríamos la situación sociolingüística de la Cataluña Norte o del Alguer, que serían los dos territorios donde en el último siglo se empezó una situación de sustitución de la lengua. En este sentido vemos que en los años 50-60 incluso 40, se empezó a romper la transmisión intergeneracional. Actualmente lo que tenemos es una posición de la lengua bastante residual a nivel de uso”, apunta Sorolla.
Lengua y política
Desde algunos sectores del nacionalismo catalán se refieren a este ámbito lingüístico como “Països Catalans” (Países Catalanes), un concepto político que aspira a la independencia de estos territorios que -según sus partidarios- compartirían, no solo la lengua, sino también la identidad nacional catalana.
“Esta idea, desde un punto de vista político, tiene escaso apoyo en Cataluña. Hoy en día, el término lo utiliza algún partido de izquierda anticapitalista que aspira a la independencia de todo ese territorio, pero mayoritariamente, por lo que se ha visto, el proceso de independencia actual es solo de Cataluña (…). Otra cosa es que en términos culturales exista un mercado compartido”, afirma Vila.
Para Natxo Sorolla, desde el punto de vista político, la idea de Països Catalans es un concepto “que siempre fue muy criticado y debatido”.
“La relación entre lengua y política desde la sociolingüística sabemos que no es clara: lengua e identidad están entrelazadas pero no son lo mismo. Por ejemplo, en Aragón tenemos un territorio en el que se habla catalán donde la lengua tiene una presencia muy importante, pero al mismo tiempo la identidad es aragonesa y española en la mayoría de la población. Por otro lado, tenemos territorios en la Cataluña Norte donde la lengua tiene una vitalidad mucho menor pero la catalanidad es importante”, agrega Sorolla.
Ante la pregunta de si una posible independencia de Cataluña tendría repercusiones en la lengua catalana dentro y fuera de ese territorio, los expertos consultados coinciden en responder afirmativamente.
Sobre el cómo se manifestarían esas consecuencias se abren varias posibilidades, algunas aparentemente contradictorias.
Vila sugiere que en un escenario hipotético de independencia, el catalán podría funcionar como primera lengua de Cataluña, mientras que el castellano tendría un carácter cooficial.
“Esto activaría el valor del catalán como lengua de ascenso social en Cataluña. Y en el resto de territorios veo dos dinámicas simultáneas, pero es difícil saber cuál sería más importante si llegarán a producirse. Por un lado se podría dar un aumento de la visibilidad y de la cotización de la lengua”, apunta el profesor.
“Por otro lado se podría producir el efecto contrario: si se produjera la independencia de Cataluña, se podría dar una intensificación del nacionalismo lingüístico español. Y esto te puede pasar en la misma familia: que unos analizaran la situación en términos más emotivos y otros más económicos y que las decisiones después fueran diferentes”, aventura.
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