Origen: Prensa
Nota de prensa 29/02/16
Comunicado de prensa del Estudio de Filología Aragonesa
En el día de ayer, 28 de febrero de 2016, el Estudio de Filología Aragonesa celebró en Zaragoza un Pleno, en el que, entre otros asuntos, trató de la propuesta hecha por la Direccción General de Política Lingüística en la que se nos proponía al Consello d’a Fabla Aragonesa, a la Sociedat de Lingüística Aragonesa y a nuestra asociación la firma de un acuerdo para que tres expertos romanistas internacionales establecieran un dictamen vinculante sobre la grafía de nuestra lengua, dictamen que se trasladaría a la futura academia que pudiera constituirse en el futuro.
El Estudio de Filología Aragonesa, tras largo y arduo debate, decidió por mayoría de votos no participar de dicha propuesta por entender que no es el modo adecuado de resolver este asunto.
En primer lugar, este proceso se salta o margina la actual Ley 3/2013, de 9 de mayo, de uso, protección y promoción de las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón, pues esta establece con claridad en su artículo 7 que las competencias en esta materia corresponden a la Academia (7.1. a) Establecer las normas referidas al uso correcto de las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón). Por tanto, cuando se dice en el escrito que nos trasladó la DGPL que En todo caso, la grafía que contenga el dictamen será utilizada con carácter oficial mientras no se disponga lo contrario en una norma de rango superior, se olvida de que ya existe esa norma de rango superior. Toda ley es susceptible de ser derogada, reformada o sustituida, pero, en tanto esté en vigor, debe ser respetada.
En segundo lugar, el escrito de la DGPL deja claro también que el dictamen de los expertos se trasladará a una posible academia que pueda crearse en el futuro, por lo que esa academia nacería sin “autoridad”, máxime en un asunto vital para una autoridad lingüística. Entendemos que poca autoridad puede tener una “Autoridad” si nace condicionada en la decisión normativa más básica que puede emprender, una ortografía emanada de la autoridad lingüística competente. Solo es posible solicitar respeto a la norma, si esta nace del cumplimiento de la legalidad y de una autoridad lingüística incuestionable.
Finalmente, con el dictamen se pretende únicamente la elaboración de una grafía, es decir, establecer cuáles son las letras de nuestro abecedario y cómo se representan los fonemas y no la elaboración de una norma ortográfica que permita establecer detalladamente para el conjunto de la lengua las reglas para poner por escrito todos los enunciados posibles de esa lengua. No nos cabe duda de que, si hace una cosa y no la otra, es por que puedan convivir en nuestra lengua formas variopintas que sin duda la empobrecen (v.g. “exacto” y “esauto, ecsauto y exauto”).
Manifestamos, no obstante, nuestro deseo de colaboración con la DGPL, y con las demás asociaciones, si esta se replantea el modo de abordar este asunto, que a todos nos preocupa, o en otros que pueda plantearnos.
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