Los nombres de las lenguas y sus consecuencias | Zaragoza Lingüística.
El pasado mes de marzo nuestro compañero, el Dr. Javier Giralt, nos dio una charla sobre la importancia de llamar a las lenguas por su nombre. Puede parecer una obviedad que sustraerle a una lengua su denominación no es gratis, pero no todos parecen ser conscientes de ello. Si la lengua pasa a llamarse de otro modo, ya no existe información sobre ella: ni gramáticas, ni métodos de estudio, ni nada. Empezamos de cero, mientras ella se muere.
Tras los últimos acontecimientos en nuestra comunidad, parece más necesario que nunca firmar el siguiente manifiesto que muchos apoyamos hace unos meses, cuando se derogó la anterior ley de lenguas. Derogación que se produjo, por cierto, antes, siquiera, de que llegara a aplicarse en su totalidad.
Si estáis de acuerdo con este manifiesto, al final de este post encontraréis el enlace para suscribirlo. También os añado el enlace a una colaboración en el Heraldo de hoy de nuestro compañero José Luis Aliaga sobre este mismo tema.
Manifiesto de la comunidad científica internacional a favor del reconocimiento y dignificación de las lenguas minoritarias de Aragón
Johnny Hill, Jr., de Parker, Arizona, uno de los últimos hablantes de “chemehuevi”
Cada dos semanas muere una lengua. Es posible que a finales de siglo hayan desaparecido casi la mitad de las cerca de 7.000 lenguas que se hablan hoy en el mundo, a medida que las comunidades abandonan sus lenguas vernáculas en favor de las mayoritarias.
En el Atlas de las lenguas en peligro del mundo de la Unesco (2010) se incluye el aragonés como una de las que se encuentran en esta situación, posiblemente una de las lenguas de la Unión Europea que presenta peor futuro para su conservación. Por su parte el catalán hablado en Aragón sufre un franco retroceso y castellanización al no disponer de instrumentos adecuados para su normalización.
En total unas 100.000 personas (un 7% de la población total de Aragón) hablan una de estas dos lenguas minoritarias, un patrimonio inmaterial de toda la humanidad de cuya conservación todos, y especialmente los gobiernos, somos responsables.
En 2009 las Cortes de Aragón aprobaron una ley de uso, protección y promoción que reconocía la existencia tanto del aragonés como del catalán y garantizaba el aprendizaje (voluntario) en la enseñanza reglada y determinados derechos de los hablantes, entre ellos el de dirigirse y ser contestados por la Administración (en determinados casos) en sus respectivas lenguas. Esta ley nunca ha llegado a ser aplicada.
El actual Gobierno de Aragón, desoyendo la normativa internacional (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias…), estatal (Constitución española de 1978) y el propio Estatuto de Autonomía pretende, derogando la ley de 2009, aprobar una norma que niega la existencia tanto del aragonés como del catalán y condena a estas dos lenguas (ambas con un importante legado literario y con un interesante presente creativo) a la invisibilidad y a medio plazo a su desaparición.
Por ello, los firmantes de este manifiesto, miembros de la comunidad científica, muestran su apoyo al reconocimiento expreso del aragonés y el catalán hablado en Aragón, así como de los derechos de sus hablantes, para un desarrollo público normal de ambas lenguas, en aplicación de la legalidad internacional en esta materia y en igualdad de condiciones con el resto de las lenguas de España, Europa y el mundo.
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