Escrache institucional PP-PAR contra los aragoneses que hablan catalán y aragonés | Entre pàginas.

imgresMaría José Ferrando, coordinadora de la Ponencia de la Ley de Lenguas en las Cortes de Aragón. Esta gélida señora es incapaz de entender que para algunos de sus conciudadanos “el hablar catalán está en nuestra misma esencia de ser aragoneses”.

Ramón Mur

Consumatum est. Las Cortes de Aragón han aprobado esta semana la anunciada Ley de Lenguas sólo con los votos de los diputados que apoyan al Gobierno de coalición PP-PAR. Un engendro legal que deroga la ley de 2009, aprobada con el apoyo del PSOE y CHA. Un escrache institucional del PP y del PAR contra los aragoneses que hablan catalán y aragonés. Hablaban, porque ahora el catalán ha de llamarse, con arreglo al nuevo texto legal, LAPAO (Lengua Aragonesa Predominante en el Aragón Oriental) y el aragonés, LAPAPYP (Lengua Aragonesa Propia de las Áreas Pirenaica y Prepirenaica).

A estos señores políticos a los que tanto molestan los escraches de las plataformas ciudadanas ante sus domicilios familiares, no les importa realizar una coacción en toda regla desde las instituciones sobre los miles de aragoneses que además del castellano tienen otro idioma como principal desde que nacieron. Los afectados por los escraches de la calle, ven protegidos sus hogares por las fuerzas de seguridad a fin de que ninguno de los manifestados a la puerta de su casa se desmande. Por el contrario, este escrache institucional, como es supuestamente correcto desde el punto de vista político, deja en el más absoluto de los desamparos a todos los aragoneses bilingües a los que se pretende ignorar, como si no existiesen, por artículo de ley.

Este escrache, esta ley, es una baturrada del peor gusto. Es como si los diputados del PP y del PAR hubieran salido a la vía para vociferar, ante la llegada del tren del catalán y del aragonés, “chufla, chufla, ¡como no te apartes tú!”. En el mismo tren viajan lingüistas, académicos, profesores, alumnos con sus padres y todo tipo de representantes de la comunidad científica. Es igual, a ellos les da lo mismo. Son baturros, tozudos y cazurros, dignísimos representantes del baturrismo que detestaban intelectuales como Pedro Laín Entralgo. Poco les importa a estos cachiruleros cuanto pudiera pensar el ya fallecido ex director de la RAE, nacido en Urrea de Gaén y que suscribió un manifiesto en el que los académicos reconocían como catalán al primer idioma hablado en el Aragón Oriental. Estos prohombres y mujeres de la nueva Ley de Lenguas son muy castizos, su cultura es la del ajo y del morapio. La cabecica atada y buen trago del porrón, lenguaje baturro universal.

Eso sí, estos baturros de la hora moderna promueven colegios bilingües en los que, según la consejera de Educación, Dolores Serrat, no sólo se enseña inglés sino también se imparten materias EN inglés. Mal le informan a la consejera sus inspectores porque, de otra forma, conocería las quejas que existen en la comunidad educativa aragonesa por la más que deficiente preparación de los profesores de este idioma en primaria y secundaria. “Los alumnos salen con un inglés macarrónico”, me comentaba hace poco una profesora de enseñanza secundaria.

Total, que los baturros promotores de esta ley han inventado, así, tal como suena, dos nuevos idiomas que han traído por ley a este mundo: el Lapao y el Lapapyp. Han retrocedido a los tiempos del padre Faci (siglo XVIII) y de Pardo Sastrón (siglo XIX) quienes, por no llamar al idioma “predominante del área oriental de Aragón” catalán pero tampoco ‘chapurriau’ porque bien sabían que es un insulto a la dignidad intelectual y científica, escribieron que en Belmonte y la Codoñera “se habla una especie de limusí”. Estos baturros parlamentarios no se han enterado que ya en 1924 don Juan Moneva y Pujol, catedrático muy considerado de la Universidad de Zaragoza, solía decir que el idioma predominante en el Aragón oriental, que “llaman chapurriau, es catalán y lo que chapurrean es una mezcla de catalán, mallorquín y valenciano, que las tres son una misma lengua”. Estos baturros políticos son incapaces de entender que para muchos de sus conciudadanos “en la misma esencia de nuestro ser aragonés está el hablar catalán desde que nacimos”. Para ellos, para los baturros legisladores, ser aragonés y hablar catalán es tan imposible como afirmar que “el hierro es de madera”. ¡Qué le vamos a hacer!