Artur Quintana: «La ley de Lenguas surge del anticatalanismo, una forma de ganar votos de forma indigna».

Artur Quintana ha ampliado y reeditado su tesis doctoral sobre el catalán de La Codoñera. El barcelonés presentó el libro en Alcañiz frente a varias decenas de personas.

¿Qué puede encontrar el lector en ‘El català de La Codonyera’?
Es una gramática del catalán que se habla en la provincia de Teruel, es decir, en la comarca del Matarraña y en parte de la del Bajo Aragón. Aunque en el título solo se incluya el catalán de La Codoñera, la publicación aborda la lengua de una forma más general. Si bien es cierto que se dan muchos más detalles del hablar en este municipio por sus especificidades.

Una de estas singularidades podría ser que la lengua en este municipio presenta rasgos fronterizos con el castellano.
En efecto, las peculiaridades más específicas son un sinfín de castellanismos que se han inmiscuido en el idioma. Aunque las formas castellanas están presentes en todo el catalán que se habla en España, en el caso de dialectos como el de La Codoñera es mucho más evidente. Por el hecho de estar a la frontera y no tener una normativa catalana ha vivido al margen de la conjunción con otros dialectos. Eso provoca que conserve arcaísmos como las formas «piau» y «cial» para referirse a «peu» y «cel». También hacen correr la zeta, que significa que utilizan este fonema sordo pese a no ser propio del catalán.

¿Por qué se registra la presencia de estos castellanismos en la zona?
Porque el castellano ha sido lengua oficial desde el Decreto de Nueva Planta en 1707. Desde entonces, se ha perseguido cualquier lengua que no fuera la castellana, entre ellas el catalán. Esto se ha situado bajo el dominio del Estado absolutista de Felipe V y monarcas posteriores. El catalán en Aragón era lengua oficial hasta la irrupción del régimen de los Borbones, aunque ya estaba de capa caída por la mayor presencia del castellano. Cabe reiterar que en la Corona solo eran oficiales el aragonés y el catalán.

¿Y el castellano?
No, porque no existía aquí. Los miembros de las instituciones lo utilizaban algunas veces, especialmente cuando tenían que dirigirse a cargos de los reinos castellanos. Pero para dirigirse a cualquier otro territorio utilizaban el catalán. Y cuando se comunicaban con reinos vecinos, más a nivel oficial, solían hacerlo en latín.

¿Se podría decir que la situación actual del idioma es peor que hace cuatro siglos?
Totalmente. Estamos ante el final. Si seguimos la ley vemos que incluso el catalán ha desaparecido. Ya no utilizan este nombre para referirse a él. La propuesta de ley de Lenguas no puede ser peor. Es una declaración de guerra para que desaparezca la lengua en las cinco comarcas aragonesas. No tiene contemplaciones. Y todo surge del anticatalanismo que, por desgracia, se ha instaurado en España. Es una corriente que gana votos de forma indigna y los políticos se benefician de ella. Desde mi punto de vista, así ganan elecciones de forma indigna.