ERC de Calaceite critica el déficit de la residencia y la mala situación de sus empleados.

Miércoles, 17 de Octubre de 2012 00:00 Emma Zafón

Paulí Fontoba expuso los motivos de su dimisión como teniente de alcalde, que se hizo pública en julio

El pleno del Ayuntamiento de Calaceite celebrado el jueves aireó los motivos por los que el ex teniente de alcalde de izquierdas y catalanista, Paulí Fontoba, rompió su matrimonio político con el grupo municipal popular de José María Salsench, que ahora gobierna en mayoría simple (tiene cuatro de los nueve concejales). Paulí Fontoba, que incluso llegó a ser alcalde en funciones durante unos meses, renunció a ser el segundo de a bordo del Ayuntamiento calaceitano en julio. Entonces, las especulaciones apuntaban al malestar surgido con la nueva ley de Lenguas como causa principal del desacuerdo entre el único concejal que ERC tiene en Aragón y los miembros del Partido Popular. Pero tras la distendida aclaración de Fontoba el jueves quedó claro que la discusión sobre la lengua utilizada en la franja es la punta del iceberg de esta crónica de la ruptura anunciada.

De hecho, fue el cuarto y último motivo que expuso durante la sesión. El primero fue que el grupo municipal popular ha incumplido su promesa de auditar la situación económica del Ayuntamiento. La segunda razón remitía a la inviabilidad de la residencia de ancianos de la localidad. Y la tercera hacía referencia a la poca transparencia del grupo de Salsench, el cual y según Fontoba, «ha escondido información y no ha mostrado lealtad hacia su socio de gobierno».

Pese a las acusaciones de corte político vertidas por el edil de ERC, el punto candente del debate fue la residencia, servicio que está en el foco de las acusaciones entre los tres grupos municipales desde la anterior legislatura. El ex teniente de alcalde sostuvo durante la sesión que el centro es deficitario ‘per se’ y que los trabajadores tienen una sobrecarga laboral que no es admisible en una empresa pública. Según él, «el personal tiene una carga de trabajo muy grande y, si se contratan a más personas para solucionar esto, aumenta el déficit económico del centro. Es una rueda».
Fontoba fermentó un temporal que acabaría emergiendo con la posterior intervención del alcalde. Fue una tormenta política en el salón de plenos que se vio correspondida con una fuerte descarga de lluvia en la calle. Con su ex socio, Salsench hizo una réplica tranquila y sin muestras de nerviosismo. Le respondió que no se había auditado el Ayuntamiento por falta de dinero (el informe cuesta 15.000 euros) y que sus previsiones respecto a la residencia de ancianos son optimistas y auguran una ocupación del cien por cien antes de final de año para invertir la tendencia deficitaria. Con la sobrecarga laboral de los trabajadores, al alcalde se le fue un poco la mano señalando que «tienen suerte de tener trabajo en los tiempos que corren», un comentario que provocó murmullos entre las personas asistentes.
La tensión era sostenible hasta que intervino la tercera en discordia, Rosa Doménech, ex alcaldesa socialista e impulsora de la residencia. Empezó argumentando que el déficit del centro era excesivo, de 80.000 euros en seis meses, muy superior a los 1.500 mensuales que se perdían cuando ella gobernaba. «Le doy la razón a Paulí con el tema del déficit», fue el guiño que la ex alcaldesa calaceitana dedicó al concejal. Por primera vez, Doménech le bailaba el agua al republicano tras un año de acaloradas acusaciones.
Quizá fue porque ahora lo ve con los ojos de alguien que ha encontrado a un nuevo socio para desgastar a José María Salsench o, incluso, para arrebatarle la alcaldía (PP y PSOE empatan a cuatro concejales y ERC tiene la clave de la mayoría absoluta). Fiel a su amistad con el alcalde, Fontoba no entró al trapo y se mostró distante. De hecho, el de ERC aclaró que los motivos de su dimisión eran «políticos y no personales».

Ruina, deuda y público espontáneo

«Este modelo de gestión nos llevará a la ruina», sentenció Rosa Doménech siguiendo con la residencia. Fuera empezó a tronar, y dentro también. «Ahora te explicaré yo eso de la ruina», le espetó el alcalde haciendo referencia a los números heredados de la antigua Corporación socialista. Salsench destapó que la deuda total líquida del Ayuntamiento asciende a 1,2 millones de euros. Dividido entre los habitantes, a cada calaceitano le corresponde un endeudamiento de 1.122 euros. Según el alcalde, pasarán tres legislaturas hasta que el Ayuntamiento pueda sanearse.

Fue entonces cuando se produjo hasta una intervención del público. «¡Aún les parecerá poco!» dijo un señor de la segunda fila en referencia a los socialistas. Rosa Doménech explicó que no les parecía poco, pero que no era todo responsabilidad de su gestión. Y entonces el salón de plenos se quedó a oscuras. El apagón, fruto de la tormenta fuera y quizá dentro, calmó los ánimos y derivó la sesión hacia temas puramente administrativos.

Los entresijos del catalán
«Otra vez con la dichosa lengua» se oyó entre el público durante la sesión del jueves en el Ayuntamiento. Era la voz de una mujer que representa el sentir de parte de la población de la franja, que no quiere ser dividida por motivos de nomenclatura lingüística. El debate sobre este asunto en el Ayuntamiento calaceitano es un recurrente lastre que divide a los partidos pero no a las personas.

De cara a la galería, el Partido Popular de Salsench no se ha posicionado a favor o en contra de ninguna propuesta legislativa, ni de la anterior ley de Lenguas ni de la reforma que plantea la actual consejería de Educación. Sin embargo y todos son conscientes, es difícil que una persona procedente de Tarragona como lo es el actual alcalde llegue a nutrir el malestar surgido con el ‘aragonés oriental’. Él habla catalán (es catalán) y el debate bilingüe de Aragón le queda lejano.
Quizá por este motivo, su ex socio lo veía más reivindicativo en materia lingüística. Según explicó Fontoba ante los asistentes al pleno, los ediles calaceitanos debían haber roto la disciplina de partido para defender el idioma ante los agravios que sufre de la DGA. «Estáis a la orden de vuestro partido y no habéis sido valientes para defender un punto clave en nuestro pacto de gobierno», echó en cara Fontoba a los ediles populares. El republicano tampoco vio con buenos ojos que el programa de fiestas de este año haya sido en castellano. Al contrario de los otros puntos expuestos por el de ERC, el PP municipal no rebatió nada acerca del catalán.