Sin la cabecica atada – Opinión – El Periódico de Aragón.
Ninguna ley es perfecta; pero es la ley, y un gobierno que no la cumple se desautoriza a sí mismo
JOSÉ Bada, Filósofo 28/09/2012
Mañana comienzan las jornadas sobre la situación lingüística aragonesa –sobre las lenguas aragonesas minoritarias– que ha organizado en Fraga el Institut d’Estudis del Baix Cinca, cuyo presidente, Pep Labat, me ha invitado a participar con una ponencia para responder abiertamente a la pregunta por una nueva Llei de Llengues per Aragó. No pude negarme a la ponencia, aunque me temo que tenga que renunciar a la asistencia. Por eso, y puesto que debo una respuesta no ya a los expertos –que no la necesitan– sino más bien una explicación a los ciudadanos y una contestación al Gobierno —que no la pide— como ex Presidente del CSLA, quiero anticipar aquí un extracto en castellano y sin la cabecica atada de lo que espero se lea en Fraga clar i català.
LO QUE NECESITAMOS urgentemente no es una ley sino un gobierno que cumpla la ley vigente. ¿Que no es perfecta? Por supuesto, ninguna ley es perfecta; pero es la ley, y un gobierno que no la cumple se desautoriza a sí mismo. Quien preside hoy el Gobierno había prometido cambiarla en la campaña electoral: ya lo había dicho, su promesa es pluscuamperfecta. No menos que imperfecto el futuro del “Anteproyecto de Ley de uso, protección y promoción de las lenguas y modalidades lingüísticas de Aragón”, ese esperpento que “restaura” la ley vigente como el “eccehomo” de Borja su original. Eso no es un proyecto de ley, sino una estratagema para no hacer nada; es decir, para que se haga su voluntad —¿oi, Dolors?— contra todo derecho.
No obstante, como digo, la ley vigente es mejorable. Si de mi dependiera, o del Consejo Superior de Lenguas de Aragón –que no ha sido consultado– podríamos llegar a un acuerdo sobre los siguientes principios:
1 Las lenguas son de los hablantes y para hablar responsablemente; es decir, para hablar y escuchar, porque así se entienden los hombres.
2 La lengua materna en la que aprendemos a a hablar y a escuchar por vez primera es la vía de acceso a cualquier otra y ésta una ampliación de la competencia verbal de aquella.
3 Los infantes deberían desarrollar su capacidad de hablar y de escuchar en el parvulario, para continuar después aprendiendo en la escuela a leer y a escribir primero en su lengua materna o vernácula como dicen otros. Y a expresarse de modo que su competencia lingüística se ampliara a la par que el horizonte de su propio mundo.
4 Una lengua existe en el habla, en la hablas, y todos las hablas sobreviven solo en la lengua a la que pertenecen.
5 Las lenguas que se hablan en Aragón son el aragonés, el catalán y el castellano.
6 El reconocimiento oficial del aragonés y del catalán en los respectivos territorios donde se hablan debería considerarse normal, conveniente y deseable.
7 En todo caso debería prevalecer en la práctica el entendimiento entre los hablantes y utilizarse en cada situación la lengua en la que mejor se entienden las partes, sin mediación de terceros ni traducciones superfluas.
8 Conviene mantener el Consejo Superior de las Lenguas con las mismas funciones, pero con verdadera autonomía y dotación presupuestaria independiente del gobierno de turno. Reduciendo acaso el número de consejeros y sustituyendo los nombrados a propuesta del Gobierno por otros a propuesta de entes públicos que representen la pluralidad de las comunidades lingüísticas de Aragón.
9 La autoridad lingüística debería ser para el aragonés su propia academia. El castellano y el catalán no la necesitan, basta con sendos grupos de académicos correspondientes para las respectivas instancias cuya autoridad no se discute de hecho en su dominio.
CONSIDERO una pérdida irreparable, mayor que la extinción del urogallo oscense, la desaparición del aragonés, y crean que lo siento. Pero no puedo evitarlo. Esa lengua es ya una reliquia que se disputan sus devotos. Quienes podrían hacer algo por ella no saben o no quieren. Y mientras discuten si galgos o podencos, dejan escapar la última oportunidad. La modalidad del aragonés “bien dicho” que se recoge y difunde en algunos medios no es más que un popurrí de mal gusto y sin futuro para mañicos de calzón corto y cabecica atada.
En cambio la otra lengua, esa herejía que “no tiene nombre”, mal que les pese a los que hablan en cristiano y entienden solo “aragonés occidental”, sobrevivirá en la Franja: la costura de España –no solo entre lenguas– donde hay hilo suficiente para coser las diferencias. Pero dudo que seamos capaces de hacer un bordado donde apenas estamos preparados para hacer un remiendo, mientras otros –los más bordes de una y otra banda, qué pena– se disponen ya a hacer un descosido. ¡Basta ya de na-z-ionlismos!
Me avergüenzo de la imagen que proyectamos desde aquí, que es el lugar de nuestra responsabilidad y lo contrario andar por ahí o estar en Babia. Lo peor de todo es, sin embargo, que así y aquí no nos entendemos: ni entre nosotros, ni con nuestros vecinos, ni con nadie de este mundo. Ni del otro, ya me entienden.
Filósofo
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