Origen: Catalanes del Matarraña | La Comarca
Somos unas cuantas familias que alguno de sus miembros o todos tuvimos que emigrar de nuestros pueblos e instalarnos, voluntariamente o no, en Cataluña. Somos unos cuantos, quizás la mayoría, que nos sentimos tan aragoneses como catalanes. Si, también nos sentimos catalanes. Somos otros cuantos que nos sentimos muy incómodos con el proceso catalán y sobre todo muy incómodos ante los insultos indiscriminados contra Cataluña y sus gentes, donde hemos encontrado acogida, trabajo y prosperidad. Lo malo es que esto, apunto, viene de lejos, no es cosa de hace cuatro días si bien ahora se ha acentuado. Somos unos cuantos que gran parte de los ahorros obtenidos por el trabajo de toda una vida en Cataluña lo hemos invertido en nuestros pueblos, donde quisiéramos también jubilarnos y que seguimos considerando nuestro hogar. No somos simples turistas que pasan unos días y ya no se ven más. Esta inversión ha supuesto la mejora de los núcleos urbanos y también una ayuda en el mantenimiento del nivel de vida de sus habitantes. También somos unos cuantos que tenemos hijos que ya se consideran catalanes, catalanes, algunos manteniendo el amor al pueblo que siempre les hemos inculcado.
No tengo ninguna bola de cristal que me indique el futuro pero a nadie le gusta vivir donde no es querido o simplemente bien recibido. Y es que la generalización de los despropósitos que están apareciendo en las redes sociales y podemos escuchar en cualquiera de los foros de reunión de nuestros pueblos, en ningún caso ajustados a la realidad de lo que vivimos día a día en Cataluña, duele y duele mucho. A mi entender esto puede suponer un nuevo factor de despoblación de la Comarca del Matarraña. Yo siempre he defendido que la población de estos pueblos no podía contabilizarse exclusivamente con las personas empadronadas, sino que había que contar también aquellos que como yo mismo trabajamos en Cataluña pero realmente vivimos en el Matarraña, en mi caso en Cretas. Sentimos el pueblo como nuestro y colaboramos en mayor o menor medida en todos sus eventos. Yo creo que conseguiré que mis hijos sigan siendo tan cretenses como yo, pero veo ejemplos en otras familias muy diferentes, con una desvinculación progresiva. Y eso me preocupa.
En pocos años el cambio sociopolítico de los descendientes de la gran avalancha de emigrantes que se produjo a partir de los años cuarenta del siglo pasado será efectivo. No es necesario ser independentista ni siquiera nacionalista moderado para sentirse ofendido cuando se generalizan los insultos y la culpabilización de las tendencias políticas de una parte de la población catalana, que hoy, recuerdo, no llega ni al cincuenta por ciento. Habrá que hacer esfuerzos para comprender, dialogar y sobre todo no faltar al respeto ni insultar a nadie. El Matarraña es tierra aragonesa con una relación muy estrecha con la vecina comarca catalana de la Terra Alta. Compartimos amistad, familia y muchas relaciones e intereses. Quizás la importante misión de los habitantes de estos territorios en un momento tan difícil, sea la de tender puentes, no la de dinamitarlos. Y lo mismo demando para amigos y familiares ya vivan en Aragón o en Cataluña. Mi deseo es que los que nos sentimos tan aragoneses como catalanes, y nuestros descendientes, podamos seguir viviendo en alegría y amistad en esta maravillosa tierra que es el Matarraña.
Comments