A Valderrobres (Teruel) y Arnes (Tarragona) les unen la proximidad, un puente y el deporte; les separa la política… y ahora, también, un dibujo en la calzada.
Este fin de semana aparecieron unas tijeras en el puente sobre el río Algars.
Los primeros en ver la pintada fueron los alevines de la Escuela de Fútbol Base de Valderrobres. Los chicos juegan en la Federación Catalana de Fútbol y se desplazaban a Alcanar para disputar la primera jornada de liga cuando les llamó la atención un dibujo sobre el asfalto de la A-231. A apenas 10 kilómetros de Valderrobres, en el puente sobre el río Algars que separa Aragón de Cataluña, alguien había dibujado una línea discontinua transversal y unas grandes tijeras que marcan por dónde cortar.
Así, con un simple dibujo, alguien ha querido convertir en frontera el puente que une las dos comunidades y sobre el que cada mañana se cruzan los vecinos de Arnes y Valderrobres que cambian de localidad para ir a trabajar.
Apenas once kilómetros separan los ayuntamientos de Arnes (en Tarragona) y Valderrobres (en Teruel). Sus alcaldías comparten retos, problemáticas y oportunidades derivadas de su situación geográfica. Sus vecinos hacen lo propio con familias y amistades y todos se entienden sin problemas utilizando el catalán de unos y el ‘chapurriau’ de los otros.
Se diferencian, por contra, en que del Ayuntamiento de Valderrobres penden tres banderas -la de Aragón, la de España y la de la Unión Europea-, mientras que del de Arnes la segunda fue retirada del mástil hace tiempo y, de vez en cuando, cuelga una estelada de la repisa superior. En la localidad turolense gobierna el PP y en la catalana lo hace el PDECat. De hecho, Arnes fue una de esas curiosas localidades en las que la participación superó al censo en el referéndum del 1-O. Votaron el 104,66% de los vecinos censados, según los datos aportados por la Generalitat, y se contabilizaron 384 ‘síes’ a favor de la independencia(89,9%).
De todas formas, Carlos Boné y Joaquim Miralles coinciden en señalar las “buenas y cordiales” relaciones entre los dos pueblos. El primero es el alcalde de Valderrobres y el segundo el edil en funciones de Arnes. Xavier Pallarès, el antiguo alcalde, dimitió el pasado día 11, tras 22 años en el cargo, coincidiendo con el día después de que Puigdemont proclamase el discurso en el que anulaba los efectos de una independencia que ni el Gobierno de España sabe todavía si llegó siquiera a declarar.
A jugar a Cataluña
Pero pese a las diferencias políticas y “los pensamientos de cada uno” los dos pueblos comparten muchas cosas. No hay mejor forma de demostrarlo que con el fútbol. Ambos municipios llegaron a un acuerdo por el que la escuela de fútbol base de Valderrobres puede utilizar el nombre de Arnes para competir en Cataluña y hacer así más cortos los desplazamientos de los chavales. En total, en la EFB hay inscritos cerca de 120 jugadores de hasta 18 años distribuidos en ocho equipos. Las categorías de Prebenjamín y Benjamín compiten en formato de fútbol sala en la liga del Consell Comarcal de la Terra Alta mientras que los equipos Alevín y Femenino (fútbol 7) e Infantil, Cadete y Juvenil (fútbol 11) lo hacen en la Federación Catalana de Fútbol bajo el nombre de Arnes Club Esportiu. Solo cinco niños son en realidad de Arnes y todos entrenan en el campo de Valderrobres.
“Los desplazamientos son más cortos que si jugásemos en Teruel y las carreteras mucho mejores, así que hacer un equipo mixto era la forma de evitar recurrir a la biodramina todos los fines de semana”, explica práctico Boné.
Eso sí, ambos municipios dejan claro que, en lo que respecta a mayores, cada uno tiene su propio equipo compitiendo en la liga regional.
También colaboran en otros ámbitos. Los dos pueblos forman parte de la Mancomunidad de la Taula del Sénia (una entidad fundada para impulsar el desarrollo de las localidades ubicadas en torno a este río) y trabajan juntos para mejorar y promocionar sus productos agroalimentarios. Ahora, además, tienen una tijera que trata de señalar sus diferencias. Eso sí, nadie sabe quién la ha pintado.
MAGAZIN 21 d’octubre de 2017.
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Participants: Mari Conchi Balaguer, Arancha Bielsa, Eduardo Satué, Joaquín Meseguer, Ramón Arbona, Luis Valén, Laura Gandul, José Manuel Pelegrín, Juan Carlos Valén, Ramón Oliver, Alberto Balaguer, Vicente Roc, Marcos Calleja i Elías Satué.
La normalidad sigue siendo la tónica general, pero el temor y la preocupación es más que evidente a nivel de calle
La incertidumbre sigue siendo estos días la tónica general en las conversaciones y en el día a día del Matarraña. Sin manifestarlo todavía públicamente, un gran número de vecinos, empresarios y visitantes temen que la convivencia y las relaciones de hermandad con las vecinas comarcas de la Terra Alta y el Baix Ebre puedan verse deterioradas ante la escalada de tensión que el país vive estos días entre la Generalitat de Catalunya y el Gobierno. Se suceden las discusiones en las redes sociales e incluso a nivel familiar, son varios los vecinos que, explican, evitan hablar del tema con sus familiares o amigos del otro lado del río Algás e incluso algunos de ellos reconocen haberse llegado a enemistar en los últimos días por la cuestión.
La simbología, aunque de forma todavía discreta, es uno de los factores que se están viendo alterados en los últimos días. Sin ir más lejos, una nueva pintada apareció el lunes en el puente del río Algás, justo en la divisoria entre ambas comunidades autónomas. Se trata de una línea y unas tijeras que al parecer fueron pintadas, utilizando moldes y pintura especial de carretera, durante la noche del sábado al domingo. Se desconoce la autoría y lo cierto es que pese a su enorme simbolismo nadie tiene claro si ha sido pintado por vecinos de Aragón o de Cataluña.
Sin embargo alcaldes, empresarios y agentes políticos y sociales transmiten,hasta el momento, una imagen de normalidad. El territorio comparte vínculos familiares, económicos, sociales e incluso asociativos a través de varias asociaciones como Tres Territoris o la Taula del Sénia, que engloba a municipios de Aragón, Cataluña y Valencia. «Tenemos alcaldes de todas las ideologías y lo cierto es que no ha habido fricciones por esta cuestión», explicó Tere Adell, gerente de la Mancomunidad de la Taula del Sénia. De igual modo la normalidad ha sido la tónica general durante este puente. «Han venido, como es habitual, muchos catalanes y por descontado que no ha habido ningún problema y creemos que no lo va a haber», explicó Jose María Salsench, alcalde de Calaceite.
En un reciente sondeo entre varios empresarios turísticos de la zona, mientras en el Matarraña temen perder turistas catalanes y que las relaciones con Cataluña queden tocadas, en el Sur de Tarragona confían en que, ocurra lo que ocurra, nada vaya a cambiar. Algo que no se comparte desde el Matarraña y Bajo Aragón.
El turista valenciano el más numeroso durante el puente del Pilar
A falta de datos oficiales, los hosteleros destacan la gran afluencia de visitantes que han desfilado por el Matarraña durante todo el puente del Pilar.
Destacan además, el contínuo ascenso de turistas valencianos que han llegado a ser los más numerosos durante el último fin de semana,favorecidos además por haber sido festivo el día 9. «Se ha colgado el cartel de completo en muchos establecimientos y destacan los turistas valencianos además del aumento de madrileños», explicó Jose Antonio Higueras,presidente de los Empresarios del Matarraña. De igual modo, desde la oficina de Turismo de Beceite, explican, han notado una bajada de turistas procedentes de la ciudad de Barcelona, no así del resto de Cataluña y constatan, el aumento de turistas valencianos.
Unes pintades relacionades amb la qüestió sobiranista catalana han aparegut al pont que connecte el Matarranya amb la Terra Alta
Unes estisores pintades al mig de la carretera, al pont d’Arnes que connecte la comarca del Matarranya amb la veïna Terra Alta, han aparegut fa uns dies simulant la divisió entre els dos territoris. Una imatge clarament relacionada amb la tensió política que s’està produint entre Catalunya i el govern central. Més pintades fent menció a esta mateixa qüestió política es poden trobar a pocs metres del pont que remunte l’Algars.
L’escalda de tensió de les últimes setmanes, tant en territori català com als despatxos de Madrid i Barcelona, també es pot sentir i palpar al Matarranya o a la Terra Alta, zones de frontera però sobretot comarques agermanades per les relacions familiars, culturals i econòmiques que compartixen.
Jordi Palmer
Foto: G.V.
Barcelona. Dilluns, 16 d’octubre de 2017
1 minut
En una de les carreteres que uneixen Catalunya i Aragó ha aparegut aquest cap de setmana una pintada que, en forma de tisora, dibuixa una frontera entre els dos territoris. En concret, la pintada ha aparegut al mig del pont sobre el riu Algars, en la carretera que uneix Arnes, a la Terra Alta, amb Vall-de-roures, al Matarranya.
La pintada, vista des de la part catalana / Foto: G.V.
La pintada, des de la Franja de Ponent / Foto: G.V.
Amb tot, de moment no queda clara l’autoria de la pintada que marca el límit entre els dos territoris, és a dir, si s’hauria fet des de la part catalana o de l’aragonesa i per tant no se sap qui reclama exactament la separació en aquest punt.
Dues comarques catalanoparlants
A més, cal tenir en compte que tant la Terra Alta com el Matarranya són dues comarques catalanoparlants, la primera dins de les Terres de l’Ebre i la segona dins de la Franja de Ponent, i que a més de compartir llengua, els contactes són molt habituals i constants.
Aquest darrers mesos, Temps de Franja, les associacions que la sustenten, els seus socis i col·laboradors i les persones que defensen la nostra cultura, estem rebent atacs des de mitjans com ABC, El Español, El Mundo i altres mitjans aragonesos.
Aquests periòdics, als quals, malgrat la seua tendència política, se’ls suposa un mínim de professionalitat donen crèdit de manera sistemàtica i acrítica a les notes de premsa que, amb persistència, els envia la Plataforma No Hablamos Catalán (sempre m’ha cridat l’atenció aquest nom que pregona la ignorància en comptes de dissimular-la). No culparé als de la plataforma: ells fan la seua feina que és no parlar català ni deixar que els altres ho fem, però sí que demanaria una miqueta de periodisme del de debò a uns mitjans que han d’informar de manera contrastada. No estic parlant d’articles d’opinió, sinó de notícies.
Tots sabem, i si no us ho dic ara, que tant a les associacions com a Temps de Franja hi ha persones de totes les tendències, amb la defensa i dignificació de la cultura de les comarques aragoneses de parla catalana com a únic vincle. La revista és dels lectors, i és oberta a totes les opinions, sempre dins els límits del respecte.
L’objectiu d’aquests atacs és perjudicar els rivals polítics (en aquest cas el nostre president Javier Lambán i el seu equip) i, de pas, estroncar qualsevol ajut que se’ls acudís concedir-nos. Però la pitjor conseqüència és que fomenta la desil·lusió, el cansament i el desànim entre els que estimen Aragó i la seua diversitat.
També és trist comprovar la indiferència o la incomprensió (que a voltes degenera en rebuig) per part d’una part considerable de la societat aragonesa; especialment la monolingüe, però també dels catalanoparlants que no accepten l’evidència que la Terra gira al voltant del Sol, és a dir, que el que parlem a les nostres comarques és el que els filòlegs anomenen català.
Aquesta actitud poc o gens amable ha anat allunyant del país persones molt vàlides i compromeses amb la nostra cultura. Alguns han marxat a viure a Catalunya o el País Valencià; d’altres es queden en aquesta mena d’exili interior que suposa saber-se poc estimat pel sol fet de voler emprar la llengua del territori en tots els àmbits de la vida.
Un exemple d’aquesta indiferència és que aquesta revista, tot i ser un mitjà 100% aragonès, fa anys que no compta en els plans publicitaris del nostre Govern autonòmic, quan precisament, i segons es pot llegir en el nostre web, “els nostres subscriptors són un target molt interessant: actius, informats i participatius; compromesos amb la cultura, l’entorn i el progrés del territori”.
M’adono que l’article ha avançat en espiral descendent. Disculpeu-me. Els que em coneixeu sabeu que tendeixo a l’optimisme (quina altra opció hi ha?). El problema d’escriure és que en comptes de fondre’s, les idees s’entrellacen i acumulen, deixant-nos davant els nostres fantasmes. Tot anirà bé, no passeu pena; els atacs s’esvairan (tenim la pell dura) i les generacions que pugen faran servir sense manies l’idioma que parlem a casa —sempre que el parlem, és clar.
Caja Rural de Teruel ha recibido siete millones y 200 nuevas cartillas de clientes catalanes
Familiares, económicos, sociales, tradicionales, sentimentales, medioambientales, lingüísticos…son muchos los lazos que unen al Bajo Aragón Histórico con Cataluña, especialmente en el caso de las comarcas limítrofes del Matarraña y el Bajo Aragón Caspe. Por ello, la posible independencia de Cataluña y todos los problemas derivados de este proceso no son ajenos en el territorio. Preocupa especialmente la posible incidencia económica aunque por el momento, agentes políticos y sociales coinciden en asegurar que el clima es de «tranquilidad» más allá de que el «procés catalán» se haya convertido en uno de los principales temas de conversación.
Caja Rural de Teruel cifra en torno a los siete millones de euros el dinero de clientes catalanes que han abierto cuentas, unas 200, en los últimos días en las oficinas de la entidad limítrofes con Cataluña y en la propia provincia de Tarragona (tiene sedes en Batea y Gandesa). Así lo explicó su director general, José Antonio Pérez Cebrián, el martes en una rueda en Teruel en la que presentaba un convenio con Dinópolis, a preguntas de los periodistas sobre si habían notado el efecto del conflicto en Cataluña. «El dinero siempre lo hemos dicho, pero es muy cobarde. Nos sorprende que incluso muchos independentistas han cambiado su cuenta», dijo Pérez Cebrián. El director general también afirmó que existe «preocupación» entre los ciudadanos, lo que se hace patente en las colas que han tenido en las oficinas de Gandesa y Batea, «preguntando con inquietud».
También se ha notado afluencia en el Matarraña. El martes la oficina de Beceite no pudo abrir ante la gran afluencia de clientes que tuvo durante todo el día la matriz de Valderrobres, donde se acercaron muchos catalanes. «Últimamente ha habido más movimiento en las entidades bancarias de Calaceite, tanto Caja Rural como el Santander e Ibercaja. De hecho, ésta última solo tiene un trabajador y tenía que derivar clientes a Valderrobres porque no daba abasto», explica el primer edil calaceitano, José María Salsench. Además del movimiento de cuentas bancarias, la incertidumbre por lo que pueda ocurrir habría llevado incluso a que varios pensionistas cambiasen la domiciliación de su pensión por temor a lo que pueda ocurrir.
La fuga de empresas de Cataluña tras el referéndum tampoco ha tenido incidencia en el territorio aunque en últimos días más de medio centenar de pymes han realizado consultas en la Cámara de Zaragoza sobre las posibilidades de trasladarse a Aragón. Sin embargo, la patronal turolense no ha recibido peticioenes concretas de empresas que quieran cambiar su sede social a la provincia. Así lo confirma el presidente de CEOE Teruel, Carlos Torre, quien opina que la situación se encuentra en «stand-by» a la espera de los acontecimientos. La única excepción por el momento es Fayón, donde ha trasladado su sede social una empresa agrícola de Lleida. Un cambio que garantiza a las sociedades seguir bajo el régimen jurídico español en una hipotética independencia aunque ello no implica necesariamente el cambio físico de la empresa ni que vaya a dejar de pagar impuestos en Cataluña.
El Ayuntamiento fayonense también ha recibido alrededor de una veintena de consultas de catalanes que querían conocer los trámites para empadronarse en la localidad según apunta su alcalde, Roberto Cabistany. En Torre del Compte también han sumado un nuevo empadronamiento y otra persona acudió a informarse. «Tienen miedo a que haya cambios sanitarios y problemas para cambiar su pensión», apunta su alcaldesa, Lola Lleonart.
Sin efectos en la hostelería
Pese al movimiento entrante de capitales bancarios los comerciantes de ambos lados siguen con expectación la situación. Tanto en el Matarraña como en la Terra Alta empresarios y comerciantes coinciden en que hasta el momento no han notado ningún cambio más allá de clientes que rechazan los productos catalanes, una situación que la mayoría aún califica de «anecdótica». «Hoy (por el miércoles) dos personas me han rechazado materiales procedentes de Cataluña pese a ser más baratos que los que han comprado», explica un empresario de Valderrobres. No obstante, en el Matarraña el panorama se ve con algo más de pesimismo que en la comarca vecina. «A nivel particular no creemos que pueda haber diferencias con nuestros clientes catalanes si la situación cambia, pero sí que nos preocupa que fuese más difícil trabajar para las administraciones», comenta Ramón Curto, gerente de la valderrobrense Áridos Curto.
También en las localidades por las que discurre la N-420 se vive con preocupación la situación. En Valdeltormo temen que puedan tener menores ventas especialmente de turistas catalanes que transitan por la localidad. «Aquí el porcentaje más alto de clientes particulares que tenemos procede de Cataluña», explica Teresa Joven de Proecmat. Con similar incertidumbre se manifiesta Yolanda Celma de Carnicería Celma: «No sabemos qué es lo que va a pasar». Por su parte en Calaceite afirman no notar, por el momento, ningún cambio. «Tenemos muchas ventas en Cataluña y no ha habido ningún problema», explican Juan Lacarta y Miquel Selva de la Cooperativa de Aceites del Matarraña.
A su vez, los hosteleros reconocen que una mala coyuntura política o económica podría afectar negativamente aunque de momento no está siendo así. Lo certifican tanto desde la Asociación de Empresarios del Matarraña como de la Asociación de Alojamientos Rurales (Faratur). Desde esta última insisten en que no se ha notado un cambio de tendencia ni anulaciones en el punte del Pilar aunque era complicado porque las reservas se hicieron con mucha antelación. «Esperamos que se pongan de acuerdo porque nosotros vivimos en gran medida del visitante catalán», explica Ana Pilar Niella de Bar la Cantonada. Por su parte, en Beceite ven con preocupación que pueda bajar el nivel adquisitivo de la región vecina. «El turista catalán sigue siendo mayoritario aquí así que esperamos que todo esto no nos afecte negativamente», apunta Alberto Tejedor de Bar las Eras de Beceite.
Con similar expectación y con algo menos de pesimismo se vive la situación en localidades de la Terra Alta como Horta de Sant Joan donde, a pesar de la situación, confían en que ocurra lo que ocurra las relaciones con Aragón no se alteren. «Aquí tenemos muchos turistas de Aragón y Valencia además del resto de Cataluña y no creemos que vaya a cambiar nada; además cada día vienen más extranjeros», precisa Benjamín Borrás del Bar la Bassa. A pocos kilómetros, en Arnes, confían de igual modo en que la crisis política no afecte. «Por ahora no estamos teniendo ningún problema», explica Mª Cinta Julbe quien regenta una casa rural y un supermercado.
Distintas banderas
La simbología sin embargo sí que es otro de los aspectos que cambia a escasos cientos de metros dependiendo de la orilla del río Algars en el que uno se encuentre. A pesar de que ni el Matarraña ni la Terra Alta se han caracterizado nunca por exaltaciones simbólicas de ningún tipo, lo cierto es que durante los últimos días han aparecido, discretamente, varias banderas de España por la comarca o incluso en la misma señal que informa de la entrada a Aragón. En cambio, en la Terra Alta la bandera española está ausente de la mayoría de los balcones de las casas consistoriales. De igual modo pueden verse, de forma discreta, algunas esteladas en domicilios particulares, muy lejos de otras comarcas catalanas en donde las banderas secesionistas se exhiben en rotondas y farolas de dominio público.
Otro aspecto que destaca es que pese a compartir lengua, cultura, singularidades, tradiciones, clima y en muchos casos, problemáticas similares como la despoblación, o el hecho de estar lejos de cualquier centro urbano de poder, otro mientras en el Matarraña las dos fuerzas más votadas en las últimas elecciones generales de 2016 son el PP y el PSOE, en el caso de la Terra Alta cambia. Exceptuando Caseres, Batea, y Corbera d’Ebre, donde el PP se situó como fuerza más votada, en las nueve restantes localidades tanto populares como socialistas quedan relegados a terceros y cuartos puestos por detrás del PdCat (antigua Convergencia) y ERC, destacando la localidad de Arnes, a tan solo dos kilómetros del límite con Aragón, en donde las fuerzas independentistas arrasan.
En el apartado político, la única formación del territorio que se ha manifestado públicamente es el PSOE del Matarraña, que ha pedido diálogo y entendimiento. La formación hizo público el lunes un Manifiesto por el Diálogo y la Democracia entre Cataluña y el resto de España. Se trata de un documento con el cual los socialistas mostraron su «preocupación» por la situación y acontecimientos recientes. El documento, redactado en castellano y catalán, recoge varios puntos en los que se insta a crear un clima de entendimiento y diálogo constructivo entre todas las partes, aludiendo a los más de 800 años de historia
en común entre Aragón y Cataluña. El manifiesto se dirige expresamente además a las comarcas vecinas haciendo hincapié en sus lazos de unión y capacidad política para negociar desde las instituciones evitando que un problema que debiera ser político se transforme en fractura social.
Tres pueblos de Teruel, 15 de Castellón y nueve de Tarragona forman la Taula del Sénia. La frontera parte un territorio cuyos habitantes tienen más en común entre sí que con sus respectivas -y lejanas- capitales.
Ante el procés, preocupación contenida. “Temo que si Catalunya sale del Estado, la lengua propia quedará más desprotegida”, explica el concejal de un pueblo catalanohablante de Aragón.
Hace décadas, era una práctica habitual que cuando una familia necesitaba más espacio compraba una habitación de la vivienda vecina. Por eso en muchos pueblos existen casas entrecruzadas, de forma que no se puede derribar una de ellas sin afectar a las demás. Algo parecido sucede en la frontera entre Aragón, Catalunya y la Comunidad Valenciana. Un territorio homogéneo en características, problemas, paisaje y lengua que ahora asiste con una mezcla de preocupación y flema a la posible independencia de una de las partes que lo integran.
Muestra de estos intereses compartidos es la Taula del Sénia. Una mancomunidad que agrupa a 27 municipios de las provincias de Tarragona, Castellón y Teruel. Toma su nombre del río Sénia, cuyo curso es la frontera natural entre la parte catalana y la valenciana. El ente nació en 2003, “aunque siempre ha habido mucha relación entre la gente de los dos lados”, explica su propia página web.
El “tránsito amable”
La lengua es una de las herencias de esta historia en común. En la zona se habla una variedad del catalán que ejerce de “tránsito amable” entre la que se habla en Catalunya y la que predomina en la Comunidad Valenciana, según Miquel Àngel Pradilla, profesor de Filología de la Universidad Rovira i Virgili. Se trata de la variedad tortosina, que se extiende a su vez a lo largo del territorio de la institución religiosa que engloba a los diferentes municipios de la zona: la Diócesis de Tortosa.
Según Pradilla, la existencia de esta variedad lingüística y una diócesis común a todos los pueblos a una orilla y otra del río son el testimonio de los lazos milenarios que han unido a ambas riberas. El filólogo explica que “los romanos establecieron las diócesis apoyándose en las etnias íberas, en este caso la antigua Ilercadonia”. Esto “condicionó el territorio a efectos de sustrato linguístico”.
Que el habla de los habitantes en torno al Sénia haya evolucionado de una forma parecida es “una consecuencia clara de que históricamente ha habido una vida en común entre estas tres zonas que ha acabado homogeneizando una variedad lingüística”, argumenta.
La homogeneidad del territorio se debilitó con la llegada de la democracia, explica Pradilla, debido a que se dividió en tres comunidades autónomas y se produjo una “sectorización de los servicios”. La consecuencia es que a partir de entonces, los habitantes de la zona tienen que desplazarse a centros urbanos más grandes de sus respectivas comunidades autónomas para ir al médico, al instituto o a trámites administrativos. Ya no a ciudades del otro lado del río, más cercanas pero que quedaron en otra demarcación administrativa.
Cerca del río, lejos de la capital
Esto no ocultó que todos estos pueblos siguieron teniendo problemas en común, en especial la emigración, el envejecimiento de la población y la falta de infraestructuras. La causa se comparte a uno y otro lado del río: la lejanía respecto a las capitales autonómicas, que provoca un sentimiento de discriminación. “Vemos el hecho de ser frontera como una riqueza, pero a nivel administrativo sí que es un problema porque estamos lejos de los respectivos centros de poder”, explica el socialista Rhamsés Ripollés, alcalde de Morella (Castellón).
Con el objetivo de unir fuerzas y llamar la atención sobre estos problemas compartidos, se creó en 2003 la Taula del Sénia. Desde entonces, 27 alcaldesas y alcaldes de los pueblos que la componen se reúnen periódicamente. Pertenecen a partidos de ideologías opuestas: PP, PSOE, la antigua CIU, Esquerra Republicana de Catalunya, Partido Aragonesista, Tots i Totes som Vinaròs (una marca asociada a Podemos), independientes y Compromís. Pero ahí se habla de todo menos de partidos políticos.
Se trata de construir “un espacio para hacer proyectos que sería muy difícil llevar adelante por parte de un solo pueblo”, explica la gerente de la mancomunidad, Teresa Adell. Rubén Lombarte, concejal socialista de Penyarroya de Tastavins (Teruel), afirma que “si de alguna cosa me puedo sentir más orgulloso es de representar a mi pueblo en la Taula del Senia. Sempre se han apartado las siglas. Y hemos ido a por inquietudes y necesidades comunes”.
Olivos milenarios
En un territorio esencialmente rural, las iniciativas más exitosas de la Taula se han centrado en el turismo. El proyecto más conocido, que ha salido adelante gracias a la captación de fondos europeos por parte de la mancomunidad, es el de crear rutas, un museo, un itinerario turístico y un trabajo de catalogación en torno a los olivos milenarios que salpican el territorio. A su vez, este proyecto dio lugar a una asociación que engloba a los productores de aceite de estos árboles, que están comercializando su producto bajo una marca común: Aceite Farga Milenaria.
Además, hay fondos para la reindustrialización, talleres de empleo y construcción y mejora de rutas de senderismo. “Había problemas para señalizar los caminos por las diferencias administrativas, y ahora con la mancomunidad se ha podido hacer”, explica Ripollés. Esto, la capacidad para poner de acuerdo a las tres administraciones autonómicas para hacer cosas en común -por ejemplo, un convenio para que los respectivos servicios públicos de empleo colaboren entre sí- es otro de los grandes logros de la Taula, según el alcalde de Morella.
La independencia en el horizonte
En este ambiente de colaboración, todos prefieren pasar de puntillas sobre el proceso de independencia de Catalunya. No hay un plan B preparado para aplicarse en el caso de que el río Sénia se convierta en una frontera entre dos estados. “Cada alcalde tiene su opinión, pero como mancomunidad no nos hemos reunido para hablarlo. No hay una postura común. En la Taula del Sénia lo que queremos es seguir trabajando”, explica la gerente, Teresa Adell.
Todos los alcaldes entrevistados coinciden en que es un tema del que no se habla. “Ni se ha comentado, ni se trata ese tema. Trabajamos en lo que nos une”, explica David Gil (PP), alcalde de La Pobla de Benifassà (Castellón). “No se aborda esto nunca, más que en tono de broma. Se habla solo de territorio”, explica Ramón Muñoz, de la antigua CiU, munícipe de La Galera (Tarragona).
Hubo, sin embargo, un episodio conflictivo en relación con este asunto. Tuvo lugar en 2013, cuando, según el diario Mediterráneo, el entonces alcalde de Benicarló (Castellón), Marcelino Domingo, anunció que dejaba la presidencia de la Taula del Sénia. Adell reconoce que el edil se sintió molesto por las declaraciones favorables a la independencia de algunos alcaldes de la parte catalana. Pero detalla que estas opiniones no se habían vertido en el seno de la mancomunidad “y tanto Benicarló como Domingo siguieron formando parte” del ente.
“No afectará”
A pesar de que se esfuerzan en desligarlo escrupulosamente de su función en la Taula del Sénia, los alcaldes entrevistados sí acceden a explicar su postura personal respecto al asunto. Y sus declaraciones ofrecen un paisaje de ligera preocupación que se combina con una gran seguridad en que, en cualquier caso, nada podrá romper las relaciones entre los pueblos.
El castellonense David Gil, por ejemplo, cree que la independencia “no irá hacia adelante”. El tarraconense Muñoz considera que, si lo hiciera, “no afectará. Aunque fuera un país diferente, seguiría siendo lo mismo. Buscaríamos una solución”. El ambiente social no se ha visto alterado, de momento, según el también castellonense Ripollés, que piensa que hay que “cultivar la convivencia y la cooperación. A veces se nos ha intentado enfrentar con el trasvase del Ebro, con la lengua… Y eso aquí en el territorio no cala ni podemos permitir que lo haga”.
Por su parte, el aragonés Lombarte explica que no está preocupado porque “aquí tenemos una relación con los otros pueblos que no romperíamos por nada del mundo”. No obstante, entiende que “haya gente que sí lo esté porque se podrían romper cosas importantes, como relaciones económicas, familiares…”. El concejal pone como ejemplo la lengua. En su municipio, Peñarroya de Tastavins, y en los otros dos núcleos aragoneses que forman parte de la Taula, se habla el catalán. “Aquí hay mucho autoodio a la lengua propia, y tengo miedo de que pudiera quedar desprotegida si Catalunya sale del Estado”.
Prefijo de Tarragona, número de Castellón
Más allá de sus diferencias de opinión, todos coinciden en los lazos que los unen.“El río no hace de frontera, hace de unión. Las montañas y el río son más de acercamiento que de separación”, explica Gil. “Nos unen la lengua y la cultura, las fronteras son ficticias. Y cada uno se siente en su casa en las tres provincias”, afirma Muñoz.
Los ejemplos de interrelación son incontables. Agricultores con tierras en uno y otro lado del río, relata Adell. Niños que van al instituto en la comunidad autónoma vecina, apunta Pradilla. Familias con miembros emigrados al otro lado, ilustra Ripollés.
En la comarca, ni siquiera los cables telefónicos parecen tener muy claras las fronteras. Para llamar a Herbés (Castellón), hay que marcar el prefijo de Teruel. Para hablar con la Pobla de Benifassà, también en el lado valenciano, los primeros tres números son el 977 de Tarragona. “Era más cómodo traer la línea de allí, por las montañas”, explica Gil. Una de las muchas metáforas de la vida en común de este entrelazado paisaje sentimental.