La comunidad de Aragón ha excluido de sus lenguas oficiales el catalán, que habla un 5 por ciento de los aragoneses, en una ley del Gobierno autonómico aprobada este jueves con el objetivo de reconocer todas las hablas aragonesas y y que ha irritado a los nacionalistas.
Desde hoy, y en virtud de un acuerdo plenario aprobado por las Cortes de Aragón, la población aragonesa que usaba un dialecto del catalán como su vehículo natural de comunicación hablará, según la denominación de la nueva norma, una “lengua aragonesa propia de las áreas pirenaicas y prepirenaicas”.
La nueva Ley de uso, protección, promoción de las lenguas y modalidades lingüísticas propias, que ha salido adelante con los votos del gobierno del PP y PAR, elimina la denominación de catalán y reconoce las modalidades lingüísticas de dos zonas de Aragón: la hablada en las áreas pirenaicas y prepirenaicas y la propia del área oriental de la comunidad autónoma. Con la aprobación de esta ley, queda derogada la anterior normativa, aprobada en 2009, que fijaba el aragonés y el catalán como lenguas propias de la comunidad.
La diputada del Partido Popular (PP) María José Ferrando, coordinadora de la ponencia de la Ley de lenguas que quedó diluida por el abandono de CHA, PSOE e IU, ha defendido la nueva norma en aras de proteger “los intereses de los aragoneses”.
Ha explicado que la totalidad de las enmiendas presentadas por la oposición -73 PSOE, 53 de CHA y 42 de IU- han sido rechazadas, por “sentido común”, ya que la aplicación de todas ellas conllevaría un gasto total de “cerca de 39 millones de euros“. “Rotular los 5.000 kilómetros de carretas sólo en carteles y flechas direccionales costaría 7,5 millones”, ha apuntado.
Además de evitar este “despilfarro”, lo que “no es un tema menor”, ha precisado que esta normativa protege al 5 por ciento de aragoneses que no habla castellano, sino que utilizan expresiones de la tierra, por lo que se ha elaborado según “un criterio social y cultural”.
Ferrando, por otro lado, ha destacado que la nueva Ley de de Lenguas atiende al Atlas Lingüístico y Etnográfico de Aragón, Navarra y La Rioja y su intención es distinguir las hablas aragonesas. Así, han explicado que al este de Aragón los hablantes de los distintos dialectos llaman a su lengua fragatí, tamaritá o maellá y no catalán “para afianzar su sentimiento aragonés”.
Por su parte, la diputada del PAR María Herrero, en representación de su grupo, ha defendido esta nueva ley con un sabor “agridulce”, al ver que no cuenta con el apoyo de la Cámara. En este sentido, ha afirmado que no fractura a Aragón en dos bloques, como sí hacía, a su juicio, la anterior que “nació mal y mal creció”, sino que habla de la “lengua aragonesa del norte y la lengua aragonesa del este”.
“No somos anticatalanistas, somos aragonesistas”, ha manifestado Herrero, entre los aplausos de una veintena de miembros de la plataforma “NO hablamos catalán” que han seguido el debate.
En cambio, la oposición ha calificado de “ridículo absoluto” la aprobación de esta ley, que fija como lengua propia de Aragón la “Lengua Aragonesa Propia del Área Oriental”, que ellos han reducido con sus siglas, “Lapao”, y la “Lengua aragonesa propia de las áreas pirenaicas y prepirenaicas”, que han decidido reducir a “Lapapyp”, término que no aparece en la nueva norma. Afirman, además, que la ley carece de “rigor académico”.