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Category: Vadillo

El polémico Vadillo se cobra su primera ‘víctima’ política

La directora de la Biblioteca dimite porque se ve incapaz de “empujar un proyecto” con el nuevo director general

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EL PERIÓDICO 10/09/2011

Nunca el nombramiento de un director general del Gobierno de Aragón había levantado tantas ampollas entre trabajadores de la institución o entre aquellos relacionados con la labor que debe gestionar. Humberto Vadillo, nuevo director general de Cultura del equipo de Luisa Fernanda Rudi, lo ha logrado y además en un tiempo récord. El 3 de agosto fue nombrado, dos días después, la cultura aragonesa, a la que calificó detitiriteros, ya se mostró soliviantada por sus declaraciones contra la fabla aragonesa, contra el autonomismo, contra las subvenciones, el mecenazgo de artistas, etc. CHA exigió su dimisión y se creó una cuenta en Facebook con el títuloVadillo dimisión, del que ayer formaban parte 995 personas. Vamos, que no se ha ganado muchos amigos (en la red social solo tiene 311).

Y ahora se ha cobrado su primeravíctima política. Pilar Navarrete le presentó a mediados de agosto su dimisión como directora de la Biblioteca de Aragón porque entre ambos “hay demasiadas diferencias como para poder empujar un proyecto juntos”.

La exdirectora general de Cultura del Gobierno socialista asegura que solo han tenido una “reunión administrativa” y que aunque incluso algunos de sus criterios “puedo compartirlos en parte”, como el proteccionismo cultural, porque “yo he sido bastante reacia a mantener las subvenciones como un sistema mimético y creo que hay que regularlas muy bien”. Sin embargo “sus posiciones son excesivamente extremadas como para que pudiéramos llegar a un punto en el que pudiéramos entendernos”.

Navarrete no ha entrado en el grupo de Facebook que pide la dimisión de Vadillo donde personalidades de la Cultura y también anónimos recuerdan sus perlas en blogs, porque de momento, no ha hecho declaraciones.

Fuentes del Gobierno de Aragón aseguraron que “respetan” la decisión de Navarrete, que comunicó a Vadillo su decisión hace dos semanas; y que en ningún momento este se había planteado “su cese”.El polémico Vadillo se cobra su primera ‘víctima’ política – Escenarios – El Periódico de Aragón.

–Pues ahora tenemos un director general al que le encantan los titiriteros.

–Lo honesto en alguien como Vadillo es renunciar, dado que no cree en este sistema. ¡Este señor ha negado la existencia de las lenguas, incluso! Vengo de Estados Unidos, donde he sufrido un terremoto, y me pregunté qué hubiera pasado sin el Estado. El problema es cómo se reparte el dinero, porque el Estado, de una manera u otra, siempre colabora.

mitjançantA. Pérez Lasheras: ‘Muchos políticos nunca creyeron en Labordeta’ – Aragón – El Periódico de Aragón.

 

Humberto Vadillo contra la lengua aragonesa, la ‘moderación’ de Rajoy y el ecologismo

Humberto Vadillo entrevistado en Periodista Digital

Humberto Vadillo es uno de los 44 directores generales del nuevo Gobierno de Aragón, del PP. Ocupa el cargo de director de Culturadesde principios de agosto. Sin embargo, sus artículos de opinión en Libertad Digital y sus comentarios en Twitter ya le han merecido duras críticas desde la izquierda aragonesa hasta el punto de que Chunta Aragonesista ha pedido su dimisión. No es para menos.

El blog purnas.com recoge algunas de las perlas que Vadillo vertió en Twitter antes de cerrar su cuenta: “Dicho de otra forma el aragonés existe como el Klingorn. Es un invento (y estoy seguro de que el klingorn lo habla más gente)”; ”Van a enseñar “lengua aragonesa” en la “Facultad” de Huesca. Cada día más tontos”. Comentarios que, a juicio de CHA, inhabilitan a su autor para dirigir el departamento de Cultura aragonés y que en cualquier caso ponen en evidencia el desconocimiento y desprecio del nuevo director de Cultura hacia la cultura de su tierra, al negar incluso la existencia del aragonés y de sus hablantes nativos.

Como cuenta El Periódico, su desdén hacia las lenguas propias de la comunidad, su estilo faltón (“Marcelino, cien por cien ovino”, dijo en Twitter en alusión al anterior presidente de Aragón), su desconocimiento en gran parte del mundo cultural aragonés y el uso despectivo que hace Vadillo del término “titiritero” (habitual entre los opinadores de la derecha) han provocado indignación también entre los artistas. En palabras de Paco Paricio, de los Titiriteros de Binéfar, ”nos ha caído buena, vaya fichaje“.

Más allá de los comentarios en Twitter, sus artículos en Libertad Digital lo sitúan en el ala más a la derecha de su partido. En uno de ellos, Vadillo critica duramente la ‘moderación’ del programa de Mariano Rajoy. Le reprocha que no vaya a eliminar la Educación para la Ciudadanía, la ley de descargas digitales, el matrimonio gay ni la ley del aborto. Reprueba el proyecto de reforma laboral que promete Rajoy por insuficiente y le exige medidas radicalmente neoliberales, mostrándose contrario a los subsidios y defensor de la plena libertad de empresa y de un gobierno lo más pequeño posible.

Por si fuera poco, Vadillo también ofrece motivos de sobra a los ‘verdes’ para estar más que molestos con su nombramiento. Bajo el título de “Seamos insostenibles”, el director aragonés de Cultura sugiere que el ecologismo es un totalitarismo que “esconde en su interior un monstruo anti-humano”. Ridiculiza el interés de los ecologistas por la sostenibilidad o el reciclaje y su preocupación por el cambio climático, el consumismo o la superpoblación defiende que para sobrevivir “hemos de crecer”, que hemos de ser más.Suerte que no lo colocaran en la Dirección de Medio Ambiente.

India (izda.) y Japón (dcha.), modelos a seguir según Vadillo

En cualquier caso, y por mucho que le cueste creer, ni el esclavizante socialismo que denuncia el director de Cultura le priva de opinar lo que quiera. Tampoco a quienes lo criticamos, si bien alguno de sus acólitos no ha tardado en tachar las críticas de “campaña de acoso”. A aragonesistas, ‘verdes’, izquierdistas, ‘moderados’, titiriteros, hablantes de aragonés, catalán o klingorn, Vadillo ofrece más razones que cualquier otro de los fichajes de Rudi para corear el que es quizá el lema más característico del movimiento 15M: “que no nos representa”.

Humberto Vadillo contra la lengua aragonesa, la ‘moderación’ de Rajoy y el ecologismo « De mal en mejor.

 

M. V. V. 25/08/2011

A excepción de algunas críticas por el nombramiento de Huberto Vadillo como director general de Cultura por parte de Chunta, los grupos parlamentarios se mostraron ayer tibios con las líneas avanzadas por la consejera Dolores Serrat.

El portavoz de IU, Luis Ángel Romeo, valoró la apuesta de la consejera por la Formación Profesional, pero expresó su “inquietud” ante la posibilidad de que los recursos obtenidos de los recortes afecten a la plantilla básica.

El parlamentario de CHA Gregorio Briz apoyó la propuesta de Serrat de trasladar las pruebas extraordinarias de junio a septiembre, aunque se mostró preocupado por los “guiños” hechos a la educación privada con el nombramiento de un director general vinculado a esta y por el anuncio de reforma de la Ley de Lenguas ya que, según afirmó, “80.000 aragoneses hablan catalán”. También se refirió su petición de dimisión del director de Cultura, Humberto Vadillo. “No lo vamos a pedir otra vez porque ya lo hemos hecho” apuntó.

 

La oposición, preocupada por los ‘guiños’ al sector privado – Tema del día – El Periódico de Aragón.

Una Ley de Mecenazgo abrirá la cultura a la inversión privada

Serrat coloca a la colaboración público-privada como principal eje de acción. La DGA “no dirigirá” el ámbito cultural, sino que solo apoyará su creatividad

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M. VALLÉS 25/08/2011

Se acabaron los tiempos de las subvenciones y las ayudas a la cultura. El Gobierno de Aragón dejará de dirigir este ámbito y abrirá la puerta a la inversión privada a través de la futura Ley de Mecenazgo. Cada artista se tendrá que buscar sus propios patrocinadores para poder subsistir. Aunque estará regulado, así que es previsible que la DGA ponga algo de su parte para poner en contacto a las empresas y particulares con los creadores.

La colaboración público-privada será la llave mágica por la que apuesta la consejera Serrat para revitalizar el sector cultural aragonés. “No puede seguir siendo el hermano pobre de la consejería, pero tampoco estamos en épocas de pujanza económica”, explicó. Palabras que esclarecen bien poco, pero que dejan entrever que habrá poca inversión por parte del Gobierno de Aragón, lo que al director general de Cultura, Humberto Vadillo, contrario a las subvenciones, a buen seguro agradará sobremanera. Por eso ayer la titular del departamento solicitó la colaboración del resto de instituciones, diputaciones, comarcas y municipios para actuar de forma conjunta y así evitar duplicidades y gestiones ineficientes. Y como ejemplo de una deficiente dirección puso la del museo Pablo Serrano, que cuesta al mes 57.000 euros. “Es una instalación magnífica, carísima y muerta. Las obras están guardadas en el sotano”, lamentó.

Pero antes la consejera quiere reformar la Ley de Bibliotecas para potenciar la actividad museística en red compartiendo recursos expositivos. También se modificará la temida y odiada Ley de Lenguas. Serrat no dijo cómo ni por qué. Pero dejó claro que el objetivo es que la denominación catalán desaparezca de la faz del texto. Así se protegerá la cultura “intangible” de Aragón, aseguró.

En recuperación de patrimonio, ante la falta de dinero, no queda otra que buscar la fómula mágica: la colaboración público-privada. También se solicitarán ayudas y subvenciones a la Unión Europea y al Estado. Además, se creará un catálogo con las actuaciones de urgencia que son precisas en la comunidad autónoma. En este punto, Serrat también aprovechó para criticar al Ayuntamiento de Zaragoza por iniciar las obras del tranvía sin la autorización de Patrimonio. “Se ha intentado paliar el problema sin generar retrasos”.Una Ley de Mecenazgo abrirá la cultura a la inversión privada – Tema del día – El Periódico de Aragón.

 

Serrat asegura que Humberto Vadillo “puede aportar mucho a la cultura en Aragón” – YouTube.

 

Cumbre catalano-aragonesa en Concha Espina (@HumbertoZgz @laurekas)

Cumbre catalano-aragonesa en Concha Espina (@ @)

Cumbre catalano-aragonesa en Concha Espina (@HumbertoZgz @lau… on Twitpic.

En la localidad gerundense de Salt, Carles Bonet y Joana Martínez, concejales de la lista Plataforma per Catalunya, un partido ultraderechista caracterizado por un demagógico discurso contra la inmigración, han abandonado este grupo político, que consiguió en las últimas municipales un éxito notable en numerosos municipios catalanes. La noticia no tendría mayor interés de no ser por las razones «éticas de conciencia y moral» esgrimidas por estos tempranos tránsfugas. Bonet es homosexual y tiene un novio dominicano, que incluso iba en la misma lista que su compañero. Martínez tiene una pareja de raza negra. Estas circunstancias, que uno quiere creer que no tendrían la menor importancia en otros partidos, fueron concluyentes para la ruptura. Y uno se pregunta qué narices hacían estos dos personajes integrando las listas de una formación homófoba y xenófoba, en la que tenían menos futuro que un rabino en un desfile nazi.

En un municipio de Cantabria, otro concejal también ha renunciado a su acta, que venía ocupando desde hace casi tres décadas. La razón no deja de tener su gracia: acababa de ser nombrado responsable de Medio Ambiente después de que hace cinco años fuera condenado por un delito de incendio forestal del que se declaró culpable. En Manises tuvo sus quince minutos de gloria la delegada del área de Bienestar Social y teniente de alcalde tras abandonar precipitadamente un pleno municipal con el sólido argumento de que tenía que coger un autobús a Madrid para participar como público en el programa «Sálvame Deluxe». Otro caso: la presidenta de Aragón ha nombrado Director General de Cultura a Humberto Vadillo, sujeto que se ha caracterizado por sus contundentes opiniones contrarias a la intervención pública en la cultura, adornadas en numerosas intervenciones con la consabida retahíla sobre titiriteros y despilfarradores artistas de la ceja. Y, para no alargarme, el equipo de gobierno de Bélmez ha consignado alrededor de un millón de euros para el Centro de interpretación de las caras de Bélmez, pomposa denominación que esconde la intervención en una casa en la que, oh milagro, se aparecían rostros por las paredes.

Como en el poema de José Agustín Goytisolo que popularizó Paco Ibáñez, el país se desliza en un movimiento uniformemente acelerado hacia el mundo al revés en el que el lobito bueno es maltratado por todos los corderos y convivimos con abundantes príncipes malos, extraordinarios ejemplares de brujas hermosas y algún que otro pirata honrado. Con la inocencia de la dulce decadencia, hemos puesto a los lobos a guardar a las ovejas. Y mientras la cabaña ovina sigue masticando con indolencia los últimos restos de pasto, los auténticos lobos avanzan por las cañadas.

 

Lobos guardando ovejas – Opinión – Diario de León.

VADILLO

El caso de Humberto Vadillo, el nuevo director general de Cultura del Gobierno de Aragón, es inquietante por varias razones. En primer lugar, parece indicar que el PP aragonés no tiene a nadie razonable que situar al frente del departamento, o que la formación se encuentra a una distancia astronómica de la realidad. Y también demuestra que la cultura y los profesionales de la cultura se han convertido en un chivo expiatorio.

El PP ha ganado las elecciones y tiene potestad de nombrar a quien considere oportuno. Sin duda hay muchas cosas que corregir en la gestión de la cultura aragonesa, y un cambio después de doce años de gobierno PSOE-PAR puede ser positivo y acabar con inercias y vicios. No creo que la cultura tenga que ser de izquierdas. Me tomo en serio muchas ideas conservadoras y liberales, y me molesta el rechazo automático a la derecha, que puede aportar cosas buenas a la gestión de la cultura.

Pero el nombramiento de Vadillo prueba una vez más que en Aragón el surrealismo surge de forma casi natural: el equivalente sería poner a Lorena Bobbit al frente de una planta de urología. Sus textos demuestran que pertenece a esa ultraderecha española que se ha apropiado de la palabra liberal, pero cuya ideología se parece al liberalismo como una escoba a una pecera. No es un intelectual, es unhooligan. Las convicciones de Vadillo están por encima del consenso científico. Niega la existencia del aragonés, del que existen abundantes testimonios, y tien un oído extraordinario, que le permite distinguir a la primera entre el catalán, el valenciano y el chapurriat, lo que constituye una prueba de que décadas de investigación filológica no tienen nada que hacer ante una oreja divinamente inspirada. Claramente se trata de una mezcla de ignorancia y mala fe, pero es difícil conocer las proporciones exactas.

Al ver su entrevista en Periodista Digital uno tiene la misma duda. Dice que, entre las cavernas y el romanticismo, los artistas vivieron siempre del mercado. Tras un periodo que se salta, pasamos al New Deal en EEUU y a 1946 en Gran Bretaña, cuando, gracias al malvado Keynes, el Estado empieza a subvencionar las artes, junto a otras ideas al parecer malas, como la sanidad pública y la educación pública en vez de una educación privada prestigiosa (que siguió existiendo aunque Vadillo habla de ella como si hubiera muerto). Según Vadillo, desde entonces, a los artistas les da igual que sus obras gusten al público: puesto que tengo cierta experiencia como autor y puesto que conozco a muchos otros autores, sé que eso es mentira. Siempre he visto el libre mercado en la literatura como un lugar en el que puede haber sitio para todos. Los creadores y comerciantes de la cultura tienen opiniones muy distintas sobre muchos aspectos, pero todos aceptan el mercado como una realidad. Todos estamos nadando en Peñíscola y el director general nos recrimina ignorar el Mediterráneo.

En un momento antológico, explica que Miguel Ángel no podría subsistir en nuestros subvencionados días: la tarea sería imposible para un tipo hosco y desapacible como él. Para aceptar los argumentos de Vadillo –que por cierto parece desdeñar el arte de vanguardia- habría que olvidar a los poetas o pintores que estaban vinculados a las cortes y a los nobles, además de los trabajos arquitectónicos hechos para ciudades o para la Iglesia: Las Meninases un retrato de la familia real. Por el mismo despeñadero lógico, concluiríamos que los escritores de la Unión Soviética, a fin de cuentas, vivían del mercado existente. Resulta difícil pensar que el Antiguo Régimen fuera una economía de libre mercado, o que el patrocinio de aristócratas y nobles fuera preferible al patrocinio de un Estado que representa a ciudadanos iguales ante la ley. Vadillo construye una edad de oro totalmente falsa, como si nos hubiéramos caído de un mercado original. Al contrario: el libre mercado es una conquista y está vinculada con la modernidad y la libertad individual, un elemento esencial para que los artistas reivindicaran su independencia.

Vadillo parece tener poca simpatía por Francia, y en un artículo contra el bobo panfleto de Stéphane Hessel, Indignaos, dice que, además de ese libro, el país vecino nos trajo la sífilis. Es un chiste, y no muy bueno, quizá un poco mejor que su broma de “Marcelino Ovino” para Marcelino Iglesias. No podemos exigirle que sea gracioso, pero, si es lo mejor que se le ocurre decir sobre un país al que debemos muchas de las mejores cosas de la humanidad, resulta francamente desolador. Sin embargo, lo más curioso es que Vadillo propone una excepción cultural a la inversa. Podemos discutir sobre el dinero que deben recaudar los Estados, y sobre si los Estados deben ser mayores o menores. Pero el argumento contra el arte contemporáneo por su elitismo es profundamente demagógico –y pasa por alto que el Reina Sofía, ese museo lleno de cuadros que según él no interesan a nadie, tuvo 2.300.000 visitantes en 2010-, porque todos pagamos impuestos por cosas que no nos afectan directamente, y por cosas que no vamos a disfrutar: me parece bien que parte de mis impuestos vayan destinados a la educación aunque no tengo hijos, o que haya buenas carreteras y asistencia sanitaria en pueblos a los que no pienso ir. Aunque quizá Vadillo no esté de acuerdo, supongo que la mayoría de la gente cree que esas cosas deben existir, pero hay infinidad de ejemplos de sectores que serían inviables sin dinero público: agricultura, deporte, construcción, periodismo, automóviles, actos religiosos. La lista podría ser infinita. Algunas de esas ayudas son discutibles. Sin embargo, los esfuerzos para mantener esos puestos de trabajo nunca se cuestionan. Los trabajadores de esos sectores no tienen que sufrir insultos.

Esa demonización de la cultura se ha puesto de moda en los últimos años. Uno de los grandes perjudicados ha sido el cine español. Un sector marginal pero ruidoso percibe a los creadores como el enemigo, de una manera metonímica, porque las posiciones políticas no son homogéneas, y extraña, porque a lo mejor hay mineros a los que no les gusta mucho un partido político. Entonces se puede acabar con ellos: les convierten en parásitos sociales, en “cineastas y titiriteros”, como dice Vadillo, en privilegiados millonarios que roban al pueblo (y eso se redondea con la izquierda más estúpida, defensora de la cultura gratis). Esa imagen de los profesionales de la cultura es una construcción, es falsa y es una tragedia que aleja a los ciudadanos de una parte esencial del imaginario de su país.

Dolores Serrat debería destituir a Vadillo. O él, que cree que la cultura no debe recibir dinero público, debería empezar por ahorrarnos su sueldo. La única esperanza es que, como ocurre con algunos radicales, el contacto con la realidad le haga replantearse algunas cosas: así, quizá vea que sus ideas son irrealizables y están fuera del contexto de la gestión de la derecha en España y en los países de nuestro entorno, o en Estados Unidos, un país que, pese a sus guerras culturales, siempre ha valorado a sus creadores y ha inventado maneras de potenciar su industria cultural y al que, como a Francia, admiramos entre otras cosas porque ha sabido acoger a artistas y pensadores de muchos lugares.

La inmensa mayoría de la gente que se dedica a la cultura en Aragón son profesionales que intentan vivir de su trabajo dignamente, que generan ingresos y pagan sus impuestos, y que intentan vender su producto en el mercado. Entre ellos hay artistas, escritores o músicos, pero también muchos técnicos y comerciantes. No abundan los millonarios. Existen ayudas y la administración ha sucumbido a menudo a una tentación de control, prefiriendo gestionar cosas que podrían haber llevado empresas y a veces torpedeando la independencia de esas empresas, pero también hay muchísima iniciativa privada, sostenida con esfuerzo, talento y respeto al público. Es un sector económico importante, que debe ser apoyado como otras industrias, y cuando digo apoyado no quiero decir regado con dinero público, sino que la administración debe facilitar las actividades profesionales. Y además de eso, que debería preocupar un poco al director general, la administración debería recordar que la cultura existe y da un valor añadido a un territorio, y es algo mucho más grande e importante que Vadillo o que unos creadores particulares.

VADILLO | Daniel Gascón.

http://www.unizar.es/prensa/noticias/1108/110816_z0_8.pdf

MARGARITA Barbáchano14/08/2011

Estaba yo tan tranquila cerca del mar en territorios lejanos cuando se me ocurrió (un día nublado) conectar el portátil y mirar mi correo. Una invasión de e-mails con el asunto explícito de “Vadillo dimisión” me sorprendió y me hizo pasar toda la tarde abriendo mensajes y navegando por la red, intrigadísima por quién podía ser este personaje desconocido que concitaba semejante repulsa social.

En contra de mi costumbre de no romper la paz de mis vacaciones, he hecho una excepción y recojo el guante de mi admirado Joaquín Carbonell, quien en Facebook (que está que arde con este asunto) se preguntaba dónde están los airados columnistas, los escritores, los artistas, los intelectuales y demás representantes de la cultura aragonesa, que no dicen nada. En primer lugar, se me ocurre pensar que la mayoría estarán desconectados de vacaciones; y en segundo lugar, hay que reconocer que en el grupo abierto por mi respetado amigo y dramaturgo Mariano Anós, ya se pueden ver adhesiones importantes de personas señaladas en el ámbito cultural de nuestra tierra. Ni que decir tiene que entre las cerca de mil peticiones de dimisión del director general de Cultura, más de la mitad poseen un currículo más serio que el suyo.

Este señor no tiene, que se conozca, publicaciones en editoriales conocidas, de prestigio o universitarias. Su mayor cualidad parece ser la de “opinador” full time en medios digitales afines de ideología ultra conservadora. Nunca, que se sepa, ha sido contratado como columnista de opinión de periódicos en papel, ni como colaborador fijo en medios de comunicación importantes. Su papel se circunscribe al vertiginoso mundo de la llamada prensa digital que cobija bajo su manto a todo aquel que no puede tener acceso a los medios serios de opinión. Escribe mal, utiliza el insulto como desahogo infantil, y falta al respeto a la sociedad aragonesa con sus diatribas de neocon pretendidamente ilustrado. Un personaje así puede opinar, escribir, insultar, despreciar y alardear de su ideología como persona privada, pero nunca puede ser un gestor de una administración pública, y menos llevar las riendas de la cultura desde el Gobierno de Aragón. Riendas que le ha otorgado de una manera muy laxa la consejera del ramo.

Vadillo ha demostrado ser un provocador y no conviene tener provocadores en un gobierno, ni al PP-PAR, ni al PSOE, ni a IU ni a CHA. Solo hay que leer sus escritos en Libertad Digital y ver la pesadísima entrevista que le hacen en Periodista digital (está en Youtube). Se muestra arrogante, mediocre, ególatra e ignorante de los hechos históricos. Lo mejor es que lo mantengan como asesor mayor del reino en la sede del PP. “Tiene una altísima capacidad de trabajo”, según Dolores Serrat, (¡Ojo!: todos los ambiciosos sin escrúpulos la tienen y le puede quitar el puesto) y que su sueldo no salga de los impuestos de todos los aragoneses sino del partido que lo utiliza. Periodista y escritora

Análisis subjetivo de Vadillo digital – Opinión – El Periódico de Aragón.

De igual modo, el de CHA ha lamentado la designación de algunos nombres como directores generales, entre los que se encuentra Javier Callizo, Humberto Vadillo (de quien pidieron la dimisión la pasada semana) o Manuel Magdaleno. De este último, nuevo director general de Política Educativa y Educación Permanente y ex director del colegio Jesuitas de Zaragoza, ha asegurado que “servirá para dar un paso más hacia la privatización de la educación en Aragón”.

Asimismo, en lo referente al ex viceconsejero de Turismo, Javier Callizo, Soro ha asegurado que se trata de una “dudosa elección” teniendo en cuenta que “los mayores fracasos en Cultura llevan su firma”. Entre otros, ha resaltado la reapertura del Teatro Fleta.

Soro critica que el PP considere “una molestia” el Medio Ambiente | www.aragon2.com.

Adolfo Ayuso Roy

De viaje por Castilla la Vieja me he enterado de la polémica ocasionada por el nombramiento del señor Humberto Vadillo como director general de Cultura del nuevo Gobierno de Aragón. Al regresar a casa y ver que la polémica iba en aumento he tenido que enterarme de quién era este señor Vadillo. Primera cosa: mala cosa no estar enterado de quién era. Mi primer contacto con el mundo de la cultura se produjo sobre 1973 y más o menos he permanecido atento a las diversas figuras, personas y asociaciones que por ella han transitado y transitan. De todos los pelajes y de todas las condiciones. Pronto he podido remediar mi ignorancia, las redes sociales facilitan mucho la labor. Sin apenas perder tiempo he podido consultar escritos e incluso entrevistas del señor Vadillo. Y mi primera reacción no ha sido de “indignación” sino de perplejidad.

Me ha hecho pensar. Vengo de admirar la escultura de la Magdalena de Pedro Mena en el Museo Nacional de Escultura policromada del Colegio de San Gregorio Valladolid. La he rodeado con persistencia, he devorado la belleza que escapaba de su cara, de la curvatura de su cuerpo que se inclina ligeramente ante un crucifijo que sostiene en su brazo izquierdo. También he admirado cientos de esculturas de arte religioso que la rodeaban en aquel museo. Si siguiera al pie de la letra los pensamientos del señor Vadillo yo, como integrante del mundo de la cultura, tendría más de un noventa por ciento de posibilidades de ser de izquierdas y como tal no debiera percibir tal belleza. Mis manos debieran encender una antorcha y quemar ese trozo de madera que mueve a la adoración cristiana. Tendría que poner en su lugar un póster del Guernica de Picasso. El señor Vadillo parece incapaz de sentir la belleza, la fuerza del arte, sin antes preguntar si esa pieza (escultórica, literaria, musical o teatral) es de izquierdas o de derechas. Si ha sido subvencionada por el Estado o no. Parece olvidar que la mayoría de esas piezas fueron “subvencionadas” por la monarquía, la nobleza o la Iglesia, entidades que formaban parte del Estado, aunque ese Estado tuviera notables diferencias con el Estado actual. Entre otras cosas esas figuras no necesitaban pasar por las urnas de la democracia y ejercían el derecho de pernada porque sí.

Mal asunto que un partido que presume de serio sea capaz a las primeras de cambio de meter la pata (¿o la pernada?) de una forma tan zafia. Mal asunto que la señora Consejera de Educación y Cultura o, en su defecto, la señora Presidenta tengan que mancharse las manos y reconocer un flagrante error. Tendrán sus dudas de si es pertinente o no hacerlo. El señor Vadillo debiera hacerles un favor. Quizá le quede al señor Vadillo una pizca de caballerosidad y elegancia y, tras consultar con la almohada, les presente rodilla en tierra su dimisión. Hágales, señor Vadillo, ese regalo. No lo haga por sus opiniones sobre la lengua o sobre la música contemporánea, opiniones a las que tiene todo el derecho de tenerlas. Hágalo por lo que es más importante. No puede ser que una persona que en junio machaca la capacidad del Estado para gestionar una parte de la cultura sea, en julio, la persona designada para gestionarla en esta Comunidad Autónoma. Y que acepte. Eso no lo entiende ni Dios. Ni quizá usted mismo. No quiera brillar más allá de lo que su capacidad le permite. La caída será dolorosa y rodeada de befa y escarnio. Quede como un señor y reintégrese a sus periódicos digitales. Siga desde allí jaleando lo que quiera jalear. Sea libre y liberal. Cotícese y no se descalabre, seguro que dentro de poco le ofrecerán otro puesto más acorde con su valer y con sus valores.

Humberto Vadillo, Director General de (in)cultura (histórica) |.

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