Origen: José Ramón Bada: “PP y PAR tienen ese prejuicio nacionalista que identifica lengua con nacionalidad” – Diario de Teruel
El catalán de Aragón “es un bien cultural tan importante como la catedral de La Seo”, dice el ex-consejero aragonés de Cultura
José Ramón Bada: “PP y PAR tienen ese prejuicio nacionalista que identifica lengua con nacionalidad”
El que fuera consejero de Cultura del Gobierno de Aragón entre 1983 y 1987 recibió el Premio Desideri Lombarte que concede el Gobierno de Aragón por su contribución a la dignificación del catalán en la Comunidad.
Maribel Sancho Timoneda
18/09/2016
El que fuera consejero de Cultura del Gobierno de Aragón entre 1983 y 1987 recibió el Premio Desideri Lombarte que concede el Gobierno de Aragón por su contribución a la dignificación del catalán en la Comunidad. Aunque se le atribuyen más méritos en esta materia, el más significativo por su alcance e importancia social es que fue durante su mandato cuando los niños aragoneses de las comarcas catalanoparlantes tuvieron por primera vez en su vida la oportunidad de aprender su lengua inicial en la escuela.
–¿Cree que premios como el Desideri Lombarte sirven para que una lengua como el catalán -durante años vergonzante incluso para muchos de sus hablantes de Aragón- ocupe una posición de igual a igual con el castellano?
– La lengua vernácula del Matarraña y de toda la Franja oriental de Aragón es un bien cultural tan importante como puede serlo la catedral de La Seo. Reconocerla es importante por lo que significa en comprensión, dignificación y autoestima de los hablantes, que a veces se sienten relegados, disminuidos… Se trata de recuperar la propia voz con elegancia y dignidad.
–¿Por qué cuesta tanto en Aragón reconocer que tener tres lenguas propias es una riqueza?
-Ocurre en Aragón y en muchas partes. Por desgracia esto no atrae el turismo. Dinópolis, incluso la catedral de Jaca o los bienes de las parroquias de Aragón importan más que la lengua de Aragón, porque el catalán es una lengua aragonesa. Los bienes inmateriales son más importantes que eso que después se muestra en un museo y atrae a los turistas. Escuchen, escuchen a los que hablan, que son tan aragoneses como ustedes. Esfuércense. Ese es el problema.
–¿Pasa en alguna otra parte que a una lengua no se la llame por su nombre?
-La explicación es que hay un prejuicio monumental por parte de personas que identifican la identidad cultural, política o de comunidad con las lenguas, y eso es una barbaridad. Se puede ser aragonés y hablar en catalán. Se puede ser valenciano y hablar catalán. ¿Por qué tienen que decir en Valencia que su lengua es distinta? Su comunidad lo es, pero también el alemán se habla en Suiza, por ejemplo, en Austria… Yo hablo un poco de alemán y no me siento alemán. No hay que identificar las lenguas con las patrias. Además, el concepto de patria empieza a ser sospechoso.
– ¿Cómo es que el Premio Desideri Lombarte ha tardado tanto en instituirse cuando ha habido gobiernos de distintos colores en Aragón?
-En Aragón tenemos tres lenguas, pero incluso el castellano tiene problemas, porque hay gente que lo habla muy mal, por desgracia. Aquí lo que pasa es que cada cual se siente señor de la lengua y ésta es como la Constitución, no se puede cambiar alegremente. Se habla mal el castellano, y no digamos ya el catalán o el aragonés. En Aragón no se cuidan los bienes lingüísticos y hay un desprecio total hacia esos valores culturales.
–Usted fue, siendo consejero de Cultura, impulsor de que el catalán se enseñara en las escuelas de los pueblos catalanohablantes, pero de manera voluntaria…
-Sí, ha de ser de manera voluntaria. Es que, entonces no teníamos competencias en Educación. Tuvimos que llegar a un acuerdo, a un convenio con el ministerio que las tenía. Pero aunque no teníamos competencias teníamos derecho, porque los hablantes tenían derecho, y nosotros teníamos la obligación de respetar ese derecho. Apenas había recursos. Llegamos a un entendimiento con la Generalitat de Cataluña, porque tampoco teníamos profesores, y lo cierto es que nos hizo un gran servicio el consejero catalán de Cultura y el presidente Pujol, con el que en este punto (dejemos aparte otros problemas) tuvimos una buena colaboración. Inmediatamente, las primeras clases se hicieron a través de ese convenio, con profesores que habían estudiado en Cataluña, que tenían el título por las universidades catalanas, pero que conocían la modalidad vernácula del catalán en Aragón. Y esta última cuestión era importante para no extrañar a los alumnos, para recuperar la riqueza que para la comunidad lingüística aportan las diferencias de la lengua vernácula, para el catalán literario y para nosotros. Distribuimos el diccionario de Alcover Moll, que es espléndido. Toda la filosofía de ese diccionario está detrás de nuestra política lingüística. Y allí quedaron recogidas todas las variedades léxicas dentro del ámbito de la comunidad lingüística catalana y enriquecieron el catalán literario recuperando palabras del catalán de Aragón, del catalán que se habla en Valencia o el de las Islas Baleares. Eso es lo que hay que hacer, enriquecer la lengua común a partir de las diferencias.
–Desde 1984 han pasado treinta años. Hay cada vez más alumnos, ¿pero hay menos prejuicios?
-Aunque no se enseñara la lengua, por ventura que ésta es de los hablantes, y el catalán se sigue hablando en la calle, en la taberna… los enamorados hablan en su lengua. Y los hablantes aragoneses se sienten aragoneses. Por muchos prejuicios que haya, esto no hay quien lo quite.
– Otra de sus propuestas en aquellos años fue la edición de una colección de obras editadas en catalán.
– Había y hay que fomentar una literatura propia nuestra. Eso empezó con la colección Pa de casa. Y precisamente creo que fue Artur Quintana el que escribió el primer libro. Le encargué una gramática para el primer libro de Pa de casa. Se encerró tres o cuatro noches en casa para ello y a partir de ahí se fueron publicando otros libros. Después se creó el premio Guillem Micolau y el premio para el aragonés. Hicimos lo que pudimos.
– ¿Catalán y aragonés han recuperado dignidad en este último año tras dejar atrás el escándalo del lapao y el lapapyp?
-Aquello fue un absurdo y una ridiculez espantosa. Lapao y lapapyp, circunloquios para no decir lo que hay que decir, al pa pa y al vi vi. Si es catalán, lo es. ¿Es una infamia o qué? ¿Acaso es una vergüenza? No lo quieren reconocer porque PP y PAR tienen el prejuicio de que todos los que hablan catalán tienen que irse a Cataluña y ser catalanes, y al contrario. Ese prejuicio nacionalista que identifica lengua con nacionalidad o comunidad política está en los nacionalismos de aquí y de allí. También los hay en Cataluña que reivindican que como hablamos en catalán somos catalanes, cuando resulta que no, que somos aragoneses que hablan catalán.