Un interés que también se traslada a algunos institutos que la imparten como optativa. Carlos Abril, profesor de Lengua aragonesa en los IES Ramón y Cajal de Huesca y Biello Aragón de Sabiñánigo, explica que la mayoría de alumnos que se apuntan a su asignatura lo hacen animados por sus familias. «No necesariamente la han oído hablar en sus casas pero sí es algo que les gusta, les llama la atención y luego en clase se lo pasan bien», cuenta.
Cada año hay más estudiantes en sus clases aunque la cifra no aumenta de manera llamativa, quizá porque esta optativa se oferta en la mayoría de centros con ampliación horaria, es decir, «por la tarde y además del resto de las asignaturas».
UNA OPTATIVA QUE CUENTA PARA NOTA FINAL
Los institutos autorizados por el Gobierno de Aragón tienen la obligación de ofertar lengua aragonesa como optativa que es de elección voluntaria para las familias. La lengua aragonesa es una asignatura más del currículum, y como tal, cuenta y hace media para la nota final. Según la etapa educativa, se imparte con ampliación horaria (es decir, aparte del resto de asignaturas del horario lectivo, normalmente por la tarde) o dentro del horario lectivo. Los docentes que imparten aragonés son empleados del Departamento de Educación y cuentan con una formación específica y especializada sobre el patrimonio lingüístico que es el aragonés.
En clase, los estudiantes aprenden lengua y literatura aragonesa, y también realizan actividades complementarias sobre las tradiciones y los orígenes del aragonés. Los alumnos que cursan la asignatura en ESO obtienen al terminar el certificado B2 de esta lengua, mientras que los de Bachillerato acaban con el C1.
Para el profesor, el auge que vive la lengua aragonesa se explica por distintos motivos, aunque el más importante es la «labor monumental» llevada a cabo por el Consello d’a Fabla Aragonesa, creada en la década de los 70 para difundir la lengua y literatura en aragonés, y la actual Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Aragón. Su mera existencia supone, según Abril, el reconocimiento oficial de la importancia que tiene hoy en día este habla.
El IES Ramón y Cajal de Huesca puso en marcha la optativa de lengua aragonesa el curso pasado.SERVICIO ESPECIAL
‘Influencer’ del aragonés
A Jorge Pueyo no le gusta que le llamen influencer, aunque es indudable el papel que este joven abogado de Fonz (Huesca) ha tenido en el interés actual por el aragonés. «Hay un movimiento nuevo de gente que lo ve como un patrimonio, una riqueza que no se debe perder», asegura.
Convertido en uno de los principales divulgadores de la lengua aragonesa, con 18.000 seguidores en Twitter, Pueyo empezó como reportero en el programa Charrín Charrán de Aragón TV, aunque su popularidad creció durante la pandemia cuando lanzó en redes sociales su Noticiario matinal aragonés. Actualmente es el director y presentador de A escampar la boira, el primer late night en las tres lenguas de Aragón.
«Actualmente son muy pocos los hablantes, unos 10.000 o 12.000 que lo hables de continuo»
Según Jorge Pueyo, aunque parezca que la lengua aragonesa se encuentra en plena forma, se han perdido muchos hablantes durante las últimas décadas. «Actualmente son muy pocos, unos 10.000 o 12.000». La despoblación ha jugado en contra de la transmisión oral de la lengua en los pueblos de las zonas hablantes. A ello se suman otras dificultades. Lo que conocemos como aragonés es en realidad un conjunto de dialectos (por ejemplo, en Hecho se habla cheso y en Benasque, benasqués). No existe una lengua aragonesa estandarizada.
Un patrimonio cultural
Esto se debe en parte a que «el aragonés no es una lengua oficial, como el catalán o el gallego, sino una lengua propia, como puede ser el asturiano, y por tanto no tenemos la misma altura ni los mismos derechos», asevera Pueyo. El reconocimiento de lengua oficial serviría y mucho, «no para imponer nada, sino para el que nace hablando aragonés y lo quiera aprender, lo pueda utilizar».
«A día de hoy estamos en ese paso de generar la conciencia de que la lengua es un patrimonio que hay que defender, igual que los castillos o monumentos. La lengua arrastra toda una cultura propia y tiene que ser transversal», indica el foncense, que recuerda que la Unesco considera el aragonés una de las lenguas más amenazadas del mundo y, de momento, «no se está revirtiendo esa situación».