A través de la prosa y a lo largo de diez capítulos, el escritor y músico Ángel Villalba narra su recorrido personal en ‘Descregut‘. Aunque ha vivido en diversas partes de España, como Madrid, Barcelona o las Islas Canarias, él nació en Fabara. Por ello, parte de la narración se desarrolla en esta localidad del Bajo Aragón-Caspe. Por eso, hace unos días presentó su obra ante sus vecinos y amigos en su localidad natal.
«No quiero hacer de historiador, por lo que no he caído en los tópicos de explicar asuntos que haya escuchado o que me hayan contado», recalcó el fabarol si se le pregunta por la temática del libro. Por este motivo, las páginas de ‘Descregut’ van narrando «cosas reales», de las que el autor mantiene aún el recuerdo. Incluso, la obra contiene anécdotas de su infancia que perduran «grabadas en la piel» del autor. Por todo ello, la primera persona es fundamental y esencial en cada una de las oraciones que componen este libro. De hecho, incluso para hablar de temas sociales, Villalba lo hace desde la perspectiva de su militancia social o de su actividad como cantautor, dejando a un lado valoraciones políticas o históricas.
Desde Fabara, el músico Villalba se trasladó hasta las Islas Canarias a mediados de los años 60 para realizar una Formación Profesional en el ejército del aire durante cinco años. Allí se empapó de la cultura y la música canaria y se llevó un pedacito de la misma consigo. De esta etapa de su vida, el autor va saltado a lo largo de las páginas por el resto de vivencias que más le han marcado y que le permiten ser hoy la persona en la que se ha convertido.
De todas esas etapas, Villalba destacó especialmente su faceta como cantautor, con la que se subió a los escenarios en 1968 por primera vez. «Con la llegada de la democracia, los cantautores caímos en desuso», recordó el músico. Sin embargo, a partir de 1983, Villalba recuperó esta faceta de cantante social a través del ‘Manifiesto de Mequinenza’. En ese momento también volvió a llevar esta música por distintos rincones de Aragón, ya que al principio se había centrado más en Cataluña. Todos estos recorridos, así como las canciones que compuso, fueron siempre en el catalán de Aragón. «Los demás músicos me animaban a que no dejara nunca de cantar en mi lengua, ya que les parecía especial y muy bonita», contó emocionado el fabarol.
Todo ello, con delicados detalles, se incluye en la obra ‘Descregut’. Pero, además, Villalba quiso plasmarlo en su presentación de una manera más práctica. Así que el cantautor catalán, de raíces chipranescas, Joan Artigas, le acompañó en el acto y puso la entonación y la voz al repertorio más conocido de la música social.
Así, convivieron la música y la literatura durante aproximadamente dos horas, pues «estas canciones casi siempre utilizan la poesía, por lo que combinan muy bien», insistió Villalba. El espectáculo que ofrecieron el fabarol y el chipranesco se repetirá en Maella y en Nonaspe en los dos próximos fines de semana.