6/2/2012
NOTA DE PRENSA
“TURIA” RESCATA DEL OLVIDO LA POESÍA DE JESÚS MONCADA
TAMBIÉN ANALIZA LA VIDA Y LA OBRA DE MANUEL POLO Y PEYROLÓ
La revista cultural TURIA distribuirá su nuevo número a partir del próximo día 15 de marzo y, como es habitual, entre la amplia variedad temática de los textos que componen el sumario, los lectores que se interesan por los asuntos y protagonistas aragoneses no quedarán defraudados. Les aguardan dos sugestivos artículos: el primero de ellos dedicado a rescatar del olvido la poesía de Jesús Moncada. Sin duda, el gran escritor de Mequinenza, de reconocida solvencia y prestigio como narrador gracias a novelas como “Camí de sirga”, nos revela ahora una faceta inédita y digna de atención.
También las páginas de TURIA redescubren a uno de los personajes más singulares y notorios del siglo XIX turolense: el escritor, profesor y político Manuel Polo y Peyrolón. Quien fuera uno de los nombres propios más prolíficos y activos del conservadurismo español, mostró siempre un verdadero compromiso social y creativo con Teruel. Carlista, católico y costumbrista, Polo y Peyrolón merecía una aproximación que nos clarificara y actualizara su controvertida biografía.
LA PREHISTORIA LÍRICA DE JESÚS MONCADA
A través de un trabajo elaborado por Javier Barreiro, TURIA ofrece la posibilidad de conocer más y mejor la labor creativa de Jesús Moncada (1941-2005). El hallazgo, en una librería de viejo, de un conjunto de poemas de Moncada publicados en 1961 constituye toda una sorpresa. Barreiro nos da noticia detallada de este rescate y valora los versos que Jesús Moncada escribiera en su juventud y que vieron la luz en una llamada “Hoja mural de poesía para el pueblo”.
Jesús Moncada había hecho el bachillerato en Zaragoza, en el Colegio de Santo Tomás, donde tuvo como profesor de literatura a Rosendo Tello. En 1961, fecha de la edición de sus versos, se encontraría estudiando en la Escuela de Magisterio, donde obtuvo el título que después ejercería en su Mequinenza natal.
El interior de la publicación es un desplegable con los dibujos intercalados entre los textos. Dos poemas breves con los títulos de “Gaviota de la agonía” y “Gaviota del amigo”, dos narraciones dialogadas que se pueden considerar como prosa poética, “Emboscada” y “Lilas”, y diez composiciones cortas que Moncada enmarca bajo el título general de “Poemas” son el contenido de la publicación.
Según el análisis de Javier Barreiro, lo que los textos de Jesús Moncada nos ofrecen “es, evidentemente, una poesía juvenil, profusa en melancolías, soledades y asonancias pero en la que ya se entrevé un uso estético del lenguaje. El simbolismo de las imágenes es muchas veces evidente y remite a otros poetas de la moderna tradición hispánica”.
No obstante, en opinión de Barreiro, “con sus ingenuidades juveniles y el peso de su inadaptación pero también con su pureza expresiva, estos poemas son un elemento imprescindible para conocer la prehistoria poética de uno de los tres o cuatro más importantes narradores aragoneses del último medio siglo”.
Uno de esos textos líricos ahora rescatados del olvido es “Emboscada”: “El niño era un río sin peces. El viento / le traía -¿dónde las cortaba el viento?- / historias blancas y azules. / Y tenía rosas. Y pájaros. Y una plaza / silenciosa. Un cuento de marineros. Y un / arlequín de trapo. / Un día el niño tiró su arlequín de trapo / al lago. Y el viento suave gruñó historias / terribles. / El niño lloraba. / -¡Viento! ¡Ay, mi amigo el viento!. / Y a la plaza silenciosas llegaron los ecos / desconocidos de la muerte de las flores blancas”.
REDESCUBRIR A POLO Y PEYROLÓN
En el sumario de este próximo número de TURIA también sobresale la publicación de primera parte del artículo “Manuel Polo y Peyrolón: católico, carlista y costumbrista”. Se trata de un amplio, interesante y riguroso texto de divulgación que permite rescatar del olvido la figura de Manuel Polo y Peyrolón (1846-1918), uno de los indiscutibles protagonistas del siglo XIX turolense. En él, Francisco Lázaro Polo elabora un pormenorizado análisis, que ocupará dos entregas, acerca de un autor que siempre consideró la Sierra de Albarracín, en la que pasó largas temporadas estivales y de mayor, “como su verdadero hogar, así como su eterno y añorado paraíso”. Y esa serranía turolense no sólo será su espacio literario, también el territorio donde comience su carrera política, o donde ejerza su catolicismo.
Sin duda, nos dice Lázaro Polo en su artículo, la de educador fue una de las tareas más importantes que Polo y Peyrolón llevó a cabo a lo largo de su vida. Tras comenzar como docente en la Universidad de Valencia, pasaría medio siglo como profesor de enseñanza secundaria en los institutos de Teruel y Valencia. Sus ideas educativas, están recogidas en “La enseñanza en España ante la ley y el sentido común”, una obra publicada en 1909. En ella distingue la instrucción y la educación y arremete contra los distintos planes de estudio diseñados en el siglo XIX en España. También propone seguir modelos de educadores católicos como el del pedagogo Andrés Manjón, que propugnaba métodos inéditos hasta entonces como la escuela al aire libre, el contacto con la naturaleza o la enseñanza cívica.
Aunque son muchas las ocasiones en que Polo y Peyrolón roza la irracionalidad en sus reflexiones, a menudo reaccionarias y trasnochadas, también se encuentra entre los que señalan que la educación debe servir para regenerar España. No obstante, Polo y Peyrolón atacó siempre a los paladines de la coeducación o de lo que llama la “escuela bisexual”. Además, como ferviente católico, se manifestó en contra de la secularización de la enseñanza. No en vano, su condición de activo propagandista del catolicismo le valió que el papa León XIII le condecorara con una de las máximas distinciones vaticanas: la cruz “Pro Ecclesia et Pontifice”.
Defensor de tesis como la de que “es mejor un pueblo moral y virtuoso, aunque ignorante, que un pueblo culto e instruido”, igualmente encontraremos a Polo y Peyrolón entre los que arremetieron con virulencia contra las nuevas teorías de la ciencia que imperan en su tiempo, como el naturalismo o el darwinismo. Así lo hizo en su libro “Supuesto parentesco entre el hombre y el mono”, de 1878.
Por último, Polo y Peyrolón elaboró numerosos libros de texto destinados a los estudiantes que gozaron de notable éxito y fueron utilizados como manuales e incluso recomendados por profesores que no compartían sus ideas.
La actividad política de Manuel Polo y Peyrolón siempre se produjo en las filas del carlismo español, ejerciendo como diputado y senador y convirtiéndose en uno de los principales portavoces conservadores. También escribiría varias obras en defensa de su ideología carlista y en las que desarrolló su críticas al liberalismo y la masonería.