En el siguiente capítulo (pp. 51-66), Henri Boyer se aproxima a la situación del benasqués o patués: una variedad de aragonés ribagorzano hablada en el valle de Benasque y alrededores, en el extremo nororiental de Aragón, España. El reputado sociolingüista advierte de su alto grado de vulnerabilidad y su intensa situación de minor(iz)ación con respecto al castellano, a pesar de que el 60 % de la población local continúe utilizando el patués en su cotidianidad. No obstante, Boyer reconoce con interés que el patués está fuertemente patrimonializado en este enclave y sus hablantes lo celebran como una “authentique langue” (p. 54), tratando de involucrarse en su uso y conservación, mediante diversas acciones militantes. Este compromiso se evidencia en los discursos analizados, en los cuales los informantes dan testimonio de un ejercicio mayoritariamente colectivo de lealtad y de apego a su comunidad lingüística. El estudio de Boyer complementa, por tanto, la reflexión iniciada en el capítulo anterior sobre el peso importante que tienen, para la continuidad de una lengua, los microactos glotopolíticos de los hablantes y, en definitiva, las dinámicas alternativas a la sustitución lingüística que operan “de abajo hacia arriba”. Igualmente, el autor lanza un interrogante sobre el rol que puede ejercer en estos enclaves el turismo, como un posible aliado para el despertar del filón identitario y de
la normalización.