¿Qué significó para ti recibir el Premi Franja?

Es un premio que concedió la Iniciativa Cultural Franja y que por lo tanto me otorgaron otras entidades y otras personas que trabajan por la lengua y la cultura y por el reconocimiento del catalán en Aragón. Me sentí muy feliz y honrada porque al final son otros colectivos que reivindican la lengua los que decidieron premiarme. La entidad está conformada por asociaciones de todas las comarcas catalanoparlantes de Aragón entre las que se encuentra la Associació Cultural del Matarranya.

¿Cuándo comienzas a reivindicar la lengua en el Matarraña?

Al poco tiempo de establecerme en el Matarraña comencé a ponerme en contacto con las asociaciones culturales del territorio como Ascuma. Antes de vivir en el Matarraña, estuve en Arnes, en la vecina Terra Alta aunque yo soy de la localidad valenciana de Carlet y allí recuerdo que en aquel entonces tampoco se impartía catalán en las aulas y vi que la situación aquí aún era peor. Mi sorpresa fue mayúscula cuando constatamos, con mi pareja, que nuestras hijas a pesar de tener unos padres y abuelos catalanoparlantes, dejaron de utilizar el catalán de forma habitual en el momento en el que empezó su escolarización y que otros amigos suyos también empleaban el castellano como lengua prioritaria a pesar de que en sus familias la lengua materna es el catalán. El hecho me impactó y nos pusimos en contacto varias familias para fundar la Asociación Clarió para trasladar a las instituciones esta problemática. He de decir que las instituciones nos escucharon. Actualmente estoy muy contenta porque creo que contribuimos a que los alumnos aprecien su lengua y es lo que yo humildemente intento conseguir en el IES Matarraña de Valderrobres.

¿Cuál es la situación en el Matarraña?

Creo que se está perdiendo el uso de la lengua y no somos conscientes, sobre todo entre los más jóvenes. Como decía, vemos cómo mucha gente joven y muchos niños tienen padres y abuelos cuya lengua materna es el catalán pero ellos en cambio hablan habitualmente en castellano.

¿Qué opina de la controversia que suscita especialmente la denominación de la lengua como chapurriau?

Yo creo que es un tema que está muy claro y a partir de ahí cada uno puede denominarla como quiera porque el objetivo al final es conservarla. Pero las leyes y las instituciones se basan en el Estatuto de Autonomía de Aragón. Tenemos la Ley de Lenguas, y la Ley de Lenguas de Aragón y todas ellas dicen muy claramente cual es nuestra lengua. Y lo que hacen es seguir el discurso de la autoridad científica de Aragón que es la Universidad de Zaragoza, la cual recoge, que nuestra lengua está dentro del catalán y es la variante noroccidental con las lógicas variantes y vocablos propios. Nosotros en la escuela insistimos mucho en conservar esas palabras que dicen nuestros abuelos y que muchas veces varían de un pueblo a otro. Tenemos nuestras variantes igual que el castellano las tiene. A ningún hablante de Cádiz se le ocurre escribir el castellano tal y como lo habla de manera coloquial. Y esto ocurre igual en otras comunidades autónomas y en todos los países de América.

¿Qué retos tiene por delante la lengua propia del territorio?

El reto es que cualquier alumno de aquí sea bilingüe y sea capaz de escribir en su lengua propia igual que lo hace en castellano.