Marcelino Iglesias: “Catalunya nos mira por encima del hombro”
¿Tan mal están las relaciones bilaterales?
Hay una situación que tendríamos que ser capaces de superar. Hay que evitar que se cronifique. La sensación que hay en Aragón es que desde Catalunya se nos mira demasiado por encima del hombro. Y eso no facilita las cosas. Tenemos tres o cuatro asuntos pendientes que enturbian muchísimo lo que querríamos que fueran unas excelentes relaciones. Los problemas con Lleida con los bienes de la franja… Sorprende que tengamos que argumentar que una obra que en el siglo XIII se hizo en un pueblo de Aragón tenga que estar en ese pueblo, sobre todo cuando los tribunales eclesiásticos le han dicho al obispo en qué diócesis católica tienen que estar. Después está el tema del archivo de la Corona de Aragón, el tema de la interpretación que se hace en Catalunya de esa historia común tan atractiva. La historia nadie puede cambiarla. Y ahora la cuestión de los Juegos Olímpicos, que no ayuda nada.
¿Les molesta que Barcelona no les advirtiera de que iba a presentarse o la discrepancia es más de fondo?
Vamos a ver. Si quieres tener unas relaciones buenas con tu vecino y tu vecino tiene un proyecto, pues no ayuda a que esas relaciones mejoren que tú te propongas competir con él. El alcalde de Barcelona tiene todo el derecho a hacerlo, pero, elegante, no ha sido.
¿Alguien se ha puesto en contacto con ustedes desde alguna administración catalana después de aquellos días?
No, a ningún nivel. Insisto, nos sorprendió porque, claro, todo el mundo tiene derecho a presentarse, pero si tu vecino está en un proyecto que no se puede compartir, como es el caso, pues hombre, una señal de buena vecindad parece que es no competir con él. Y esa señal no se ha dado, sino la de la competencia. No pasada nada, pero no se ha ido en la línea de tener una buena relación.
Hay quien en Aragón considera que Catalunya debería hacer algún gesto ahora hacia Aragón. ¿Está de acuerdo?
Se trate de la administración que se trate, yo no recuerdo gestos catalanes de buena voluntad con Aragón. Se nos ha mirado por encima del hombro y lo lamentamos, lo sentimos, nos afecta. Ya sabemos que no tenemos siete millones de habitantes…
¿Sería un gesto de buena voluntad agilizar la devolución de los bienes eclesiásticos de la franja?
No sé cuál debería ser el gesto, pero creo que las distintas administraciones que ha tenido Catalunya, desde mi punto de vista, han considerado que era bueno para sus intereses políticos tener a adversarios exteriores, y eso yo creo que es un mal principio. Se han hecho pocos esfuerzos para tener una política de buenas relaciones. Hasta tal punto que creo que se ha considerado que el conflicto les beneficiaba. Yo he asistido a conversaciones en las que algún responsable del gobierno catalán le decía a un presidente de comunidad autónoma colega mío, de cuyo nombre no quiero acordarme, que, por favor, siguiera insistiendo en sus diatribas contra Catalunya porque a ellos les era muy útil. Esto pasó en Barcelona, y fue una de las conversaciones más tristes a las que yo he asistido.
¿Quién era ese responsable? ¿En qué legislatura pasó?
Me permitirá que no lo diga, pero asistí a esa conversación. Fue muy triste. Y eso creo que es el denominador común que ha tenido la política en Catalunya. Pensar que tener una brunete delante les beneficiaba. Y creo que es un gran error.
También se puede decir que la candidatura catalana beneficia a la de Aragón…
No nos beneficia, vamos a competir pero no nos beneficia, porque teníamos garantizado el apoyo total del COE y del Gobierno de España, y evidentemente, ahora, ni uno ni otro se pueden decantar. Yo no soy partidario de esa teoría de que tener enemigos fuera une mucho. Tener enemigos fuera no sirve de nada.
A veces ha parecido que era así en el pasado. Con el conflicto por el agua del Ebro, por ejemplo.
En el debate del agua teníamos amigos exteriores. Con Catalunya, por ejemplo, fuimos de la mano.
Pero eso fue contra el Plan Hidrológico del PP. Anteriormente sí se habían enfrentado Aragón y Catalunya por el agua.
En los 70, cuando se pretendió impulsar el trasvase a Barcelona, Aragón tuvo la misma posición que tuvo la mitad de Catalunya contra el trasvase. Tenemos la misma posición simétrica con la gente del sur de Tarragona, que consideran que los trasvases crean problemas. La solución del agua en las zonas áridas del Mediterráneo es el mar. Mire el ejemplo de Israel, que se ha propuesto en los próximos diez años abastecerse sólo del mar. Los pueblos que tienen el mar y tecnología no van a tener problemas de agua, y eso no perjudica a nadie.
Le he oído a usted y al alcalde de Zaragoza, Alberto Belloch, subrayar que el alcalde de Lleida, Àngel Ros, sí ha cuidado esa buena vecindad entre Catalunya y Aragón.
Respetamos mucho la posición del alcalde de Lleida, igual que la del Síndic de Aran . De una manera absolutamente elegante nos plantearon que les gustaría participar en unos juegos, antes de presentar su candidatura Barcelona. Ellos aspiraban a estar en esta candidatura, lo plantearon y nada que decir. Fue una actitud responsable.
Pese a estos desencuentros, las economías de Aragón y Catalunya están cada vez más integradas…
La actitud que nosotros mantenemos desde mi gobierno es la voluntad de colaboración y superación de problemas. Que no se cronifiquen. Para nosotros, tener un vecino tan importante como Catalunya es una ventaja. Y nuestra actitud seguirá siendo de colaboración en todo lo que podamos.
Se debatía hoy en las Cortes aragonesas un trasvase de agua a cuatro pueblos catalanes…
Un trasvase a cuatro pueblos, y habrán escuchado que ha habido un gran debate por ello en Aragón. Y el Gobierno ha mantenido la posición que hay que tener y no nos hemos dejado llevar por la fobia hacia el vecino, sino por el sentido común.
¿Tiene previsto verse próximamente con el president Montilla?
Con Montilla me veo a menudo, en Barcelona y en Madrid, y no creo que éste sea un problema de montilla. El problema de Aragón con Catalunya es de concepción general, no de un gobierno concreto. El problema es esa actitud de que ya nos va bien tener quien nos combata, ya nos van bien las brunetes… y eso es un error. Sobre todo con los vecinos. Eso le ha sucedido también a Catalunya con Valencia. Creo que tendríamos que ser capaces de salir de esa deriva cuanto antes.
¿Qué le parece la dificultad que está teniendo Jordi Hereu para sumar al proyecto al resto de los grupos municipales?
Aquel pleno municipal nos pareció que ilustraba como está la situación. Es un proyecto que no es muy compartido, porque no se atrevieron a hacer una votación. Claro, hicieron sólo un informe. En cualquier caso, vamos a competir y creo que podemos. Barcelona es una gran ciudad que ha hecho Juegos Olímpicos, un adversario importante, pero creemos que en temas de nieve y de montaña nosotros tenemos mejores condiciones. Hemos modernizado mucho las instalaciones, la autovía hacia el Pirineo… Nuestras estaciones de esquí estarán a un cuarto de hora de la autovía. Tenemos el nuevo aeropuerto de Huesca, el túnel internacional del Somport…. Podemos competir, aunque Barcelona sea Barcelona. Estamos creciendo mucho en turistas, y en Aragón hemos salido de la recesión, con Navarra. Estamos en un nivel de paro cinco puntos menor que en el resto de España, dos puntos más que en Alemania. Hasta el verano vamos a pasar unos meses con problemas, pero a partir del verano empezaremos a estar un poco mejor.
Marcelino Iglesias: “Catalunya nos mira por encima del hombro”.