El cuento de “Gran Scala”
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19/01/2010
Con el inicio de la crisis y una vez finiquitada la Expo, de la cual, dicho de paso, sólo sacó rentabilidad la capital de Aragón, y no todo Aragón, como se nos había prometido. Huesca y Teruel sólo fueron comparsas pero sin participar de la tarta: La veréis pero no la cataréis. Después de todo ello, digo, llegaba también el anuncio de Gran Scala, que parecía iba a ser para Aragón, así nos lo pintaron políticos importantes, el antídoto de lo que se nos venía encima con la crisis, y mucho más.
Los promotores de Gran Scala buscaron con ahínco y tesón unos terrenos donde establecer sus reales, amenazando con irse a otra parte si aquí no los encontraban y desde que hallaron la posible ubicación, el asunto ha ido enfriándose poco a poco cual si lo hubiesen depositado en el congelador.
Lo que pareció iba a ser la solución contra la crisis para esta tierra, ha entrado ella misma, Gran Scala, al parecer, en crisis. Nada se oye de la misma, no sé si porque está moribunda o porque se encuentra en la UCI esperando ser trasladada a planta, ojalá, cuando menos lo esperemos.
No nos gustaría que acabase siendo otro cuento de la lechera que nos contaron con una euforia desmedida, sino que lo que con tanto afán desmesurado nos vendieron llegue a emerger de nuevo para no volverse a hundir. Y aunque ya no haya servido para sacarnos de la crisis, sí, al menos, para que pueda sobrevolar más alta esta bendita tierra de Aragón que siempre vuela, por “c” o por “b”, a ras de tierra.
Como en todo proyecto, también en éste hubo voces discordantes, es normal, pero eran y son muchísimas más las que comulgaban y comulgan con el desarrollo, a gran escala, de esta tierra, y parecía que Gran Scala era la que lo podía conseguir. Las cifras que se dieron en un principio eran mareantes y poco creíbles, pero siempre albergaban una cierta esperanza. Y aunque no fuese tan grande como nos lo pintaban, si creíamos que podría llegar a efecto a otra magnitud. Ahora, dando la callada por respuesta, parece que sea más ceniza que rescoldo aquella hoguera inmensa que iba a transformar a este territorio en la tierra de Jauja.
No es la primera vez que las grandezas que se nos cuentan en esta tierra nuestra se convierten en miserias y que pasemos del todo a la nada como parece ser que ha ocurrido con este nuevo cuento de la lechera. Como siempre sucede, quienes en su día nos vendieron delirios de grandeza, hoy están agazapados tras la mata sin decir esta boca es mía, esperando a ver si reverdece y sacando pecho, procurando colgarse una medalla.
Lo cierto es que los Reyes Magos han pasado sin dejar en los zapatos de los aragoneses Gran Scala. ¿Habremos sido malos ¿Seremos demasiado ingenuos ¿Escribiríamos mal la carta .