El independiente
Cómo liarla con la ley de Lenguas.
30/06/2009 JOSÉ LUIS Trasobares
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Lo de la ley de Lenguas es también para nota. Un asunto fácil y superestructural que sin embargo está dando lugar a la primera gran rebatiña entre el PSOE y el PAR. Son como niños.
Todo el problema radica en definir lo que se habla en La Franja. Catalán, dicen los lingüistas y cualquier persona capaz de prestar oído al habla del prójimo; chapurreau, replica la derechona patriótica aragonesa, decidida a poner en boca de los fragatinos y demás orientales un idioma hablado con dificultad y mal pronunciado (según define la RAE el término chapurrear) antes que admitir la evidencia.
Pero si la Ley de Lenguas no habría de ser sino el mero reconocimiento de una realidad evidente, por otra parte se ha convertido en una piedra de toque para testar la naturaleza esencial del aragonesismo paleoconservador. Esta corriente cultural e ideológica, que tanto poder ha tenido y tiene en la Tierra Noble, se revela como una variante folklórica y localista (baturra) del nacionalismo español, y expresa su identidad mediante aparatosas e insustaciales confrontaciones con otro nacionalismo, el catalán (que también pone de los suyo con su compulsivo afán de barrer para casa).
La cosa funciona de la siguiente forma: Aragón, la más famosa en España y sus regiones, suele ser muy mal tratada por Madrid, que sin embargo se muestra mucho más concesiva con la potente y reivindicativa periferia ibérica (Cataluña, por ejemplo). Entonces nuestros particulares caciques movilizan el victimismo y la envidia no para exigirle más al rácano centro de la Patria (al que se le reclama sin ninguna convicción) sino para patalear ante las ventajas que obtienen esos habilidosos vecinos del Este. De ahí el histérico repelús que provoca lo catalán en los aragoneses de orden.
Esta cosa nos tiene entretenidos. Pero habida cuenta del trilingüismo existente en Aragón (aunque dos de los idiomas sean minoritarios), sentar derechos y poner orden parece de lo más razonable, le guste al PAR o no. Si han hecho en cuatro días una supernorma para el ocio ludópata a gran escala… ¿cómo no van a poder sacar una modesta ley de Lenguas?
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