CHA presenta una enmienda, que tendrá el apoyo de la izquierda, y reconoce al catalán y al aragonés. PP y PAR modificaron esta normativa a finales del 2014, algo que generaba problemas administrativos
M. VALLÉS 30/12/2015
Aragón liquida el Lapao y el Lapapyp. A partir de ahora pasarán a denominarse, como siempre, catalán y aragonés. Chunta Aragonesista presentará una enmienda a la ley de acompañamiento de los presupuestos para modificar el texto de la norma que regula el patrimonio cultural de la comunidad. La propuesta será aceptada, previsiblemente, por el resto de grupos de la izquierda (PSOE, Podemos e IU).
CHA inicia así el camino para modificar los cambios que introdujo el PP, junto al PAR, en la pasada legislatura. Este paso inicial, el de cambiar la ley de patrimonio cultural, se verá acompañado esta misma legislatura por una nueva norma que regule las lenguas propias de la comunidad autónoma. El presidente Javier Lambán se comprometió a ello, y creó en la estructura de su Ejecutivo una dirección general de Política Lingüística, área que no había existido hasta entonces.
La enmienda preparada por Chunta modifica el apartado 1 del artículo 4 de la ley de patrimonio cultural de Aragón, que el PP cambió a finales del 2014, precisamente en la tramitación de la ley de acompañamiento. CHA utiliza el mismo sistema. En la nueva redacción propuesta, a falta de que se pacte con el resto de grupos, se señala que “el aragonés y el catalán de Aragón, en los que están incluidas sus variedades dialectales, son las lenguas y modalidades lingüísticas propias a que se refiere el artículo 7 del Estatuto de Autonomía de Aragón del 2007 y la ley 3/2013, de uso, protección y promoción de las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón”. Hasta ahora, en la redacción propuesta por los conservadores se decía: “Además del castellano, Aragón tiene como propias, originales e históricas las lenguas aragonesas con sus modalidades lingüísticas de uso predominante en las áreas septentrional y oriental de la comunidad autónoma”.
Para el director general de Política Lingüística del Ejecutivo, José Ignacio López Susín, este cambio, a falta de que se apruebe en las Cortes, supone “un paso importante para la dignificación de estas lenguas, que era uno de los objetivos principales del Gobierno en esta área concreta. Se recuperan los nombres, el catalán y el aragonés, que es muy relevante, simbólico”. Con la fórmula elegida, a través de la ley de acompañamiento se consigue el objetivo desde un primer momento.
Y se evitan algunos problemas administrativos con los que se estaba encontrando el Gobierno, y particularmente el Departamento de Educación. “Estamos haciendo resoluciones y preparando el currículo del aragonés y el catalán de Primaria y tenemos que hacer circunloquios para referirnos a estas lenguas porque en la legislación no aparecen los nombres. Entre paréntesis ponemos aragonés y catalán, pero en realidad lo que vale es lo otro, las denominaciones que se pusieron en la norma”, explica el responsable de esta área.
CERTIFICACIONES En el caso del catalán, este cambio tiene especial relevancia para los estudiantes de la Franja que aprenden la lengua y que necesitan que se acredite de alguna forma su nivel. Evidentemente no es posible certificar el conocimiento de un idioma que no existe, como el Lapao, así que de nuevo el Gobierno debía emplear el circunloquio en los documentos oficiales, y poner entre paréntesis, para que quedase claro, que de lo que se estaba hablando es de catalán. López Susín detalla que incluso para el propio Consejo de Europa, cuando aplica la carta de las lenguas minoritarias y regionales, se estaban planteando problemas. “En los estudios que realizan ellos no contemplan los circunloquios utilizados en Aragón. Era algo que no existía. Así que están esperando que se recuperasen los nombres”.