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Hablar catalán, sentirse aragonés
La alcaldesa de Mequinenza: “Hay que distinguir el ser, el sentir y el hablar”
Hay unas comarcas aragonesas fronterizas con Cataluña a la altura de Lleida que unos las llaman Medio Aragón, otros Bajo Cinca, otros Franja de Ponent. Aunque se sienten aragoneses hasta el tuétano, muchos de sus 60.000 habitantes hablan catalán. Pero hay quien asegura que lo que hablan es en realidad aragonés antiguo derivado del lemosín, un dialecto del idioma occitano.
“Sobre la cuestión lingüística siempre he dicho que en Fraga no tenemos ningún problema porque nos hemos identificado perfectamente con nuestra forma de hablar”, asegura Santiago Escándil, alcalde de Fraga, del PP. “Aunque nosotros aquí siempre lo hemos llamado fragatí, tenemos muy claro que todo viene de lo mismo y no ha habido ningún problema. Y quizás se ha puesto demasiado el punto en utilizar el idioma como algo para separar en lugar para unir”, añade.
Escándil cree que “Madrid se ha equivocado al no reconocer las diferentes formas de lengua que hay en España”, y subraya: “En Fraga somos muy aragoneses, nos consideramos españoles, pero nunca ha habido ningún rechazo al catalán y a Cataluña, al contrario, porque vivimos al lado y tenemos muchos vínculos, sobre todo con Lleida. Hemos vivido mucho de cara a Lleida a todos los niveles. Vamos al cine, a la universidad, al hospital, nacemos allí, todos tenemos algún pariente allí…”.
Pero gente como Ángel Hernández, fundador de la Federación de Asociaciones Culturales del Aragón Oriental (FACAO), denuncia que “el objetivo es la catalanización de Aragón”. “El problema es los Països Catalans. Es un problema político, no es un problema lingüístico. La lengua la están usando de caballo de Troya para meterse en todas partes, para crear esa unión que no existe: el valenciano es catalán, el mallorquín es catalán, lo que se habla en el Medio Aragón es catalán, lo que se habla en el sur de Francia es catalán. Todo es catalán, cuando es una mentira como un piano”, añade, apasionado. “Lo que se habla en Fraga es el aragonés antiguo, que se parecía mucho al catalán”. Una tesis que respaldó el Gobierno aragonés con una ley que se refiere al catalán hablado en la zona como “lengua aragonesa propia del área oriental”, que los críticos de la ley llaman sarcásticamente lapao.
Magda Godia, alcaldesa socialista de Mequinenza, cree que mezclar lengua y territorio “muestra un desconocimiento total de la realidad en estos pueblos de la Franja y es crear problemas donde no los hay”. “Siempre hemos defendido que somos pueblos de Aragón de habla catalana y que hay que distinguir tres conceptos: el ser, el sentir y el hablar. Yo soy de Aragón. Cada uno siente lo que siente. Y cuando hablo de lengua solo hablo de lengua. Con la lengua que hablo sé que tengo unas relaciones extraordinarias con Cataluña, donde también hablan mi lengua. Por lo tanto, la lengua nos une, no nos tiene que separar”.
“Duele mucho que en Aragón se interprete la lengua como una confrontación en vez de verlo como una riqueza. En vez de pensar como una comunidad que tiene tres lenguas y las tendría que cuidar y potenciar. Yo envidio cómo Cataluña defiende y protege su lengua. Querría que Aragón hiciera exactamente lo mismo”, dice Godía.