ISABEL ARA. Huesca
El desafío de Lérida al Vaticano y a las instituciones civiles y eclesiásticas aragonesas continúa. El Museo Diocesano y Comarcal con sede en la capital ilerdense, donde se encuentran en depósito los 112 bienes en litigio entre el obispado catalán y el de Barbastro-Monzón, sigue firme en su pretensión de ceder dos de sus obras más valiosas procedentes de Monzón y del monasterio de Sijena para una exposición temporal en Filadelfia (Estados Unidos). Y eso, pese a la solicitud del obispo de Lérida, Joan Piris, de anular el préstamo, tal y como le había ordenando el entonces nuncio, Manuel Monteiro de Castro. No obstante, la diócesis ilerdense se muestra ahora resignada e incapaz de hacer valer su postura. “Desde la Iglesia no podemos evitar que se cedan las obras a Filadelfia”, afirmó ayer por sorpresa el delegado de Patrimonio del Obispado de Lérida, Ximo Company.
Un portavoz oficial del museo reconoció ayer, además, que pese a la negativa del obispo, “en principio está todo igual y no hay ninguna novedad”. No obstante, las mismas fuentes no pudieron concretar ni el periodo exacto en que se exhibirían las piezas en el Museo de Arte de Filadelfia ni con cuánto tiempo de antelación serían trasladadas. Inicialmente, la exposición ‘Arte del siglo XV en la Corona de Aragón’ estaba prevista entre febrero y abril de 2010.
Mientras, el propio director del Departamento de Patrimonio Artístico y Cultural del obispado de Lérida admitió que la cesión “se aprobó en una comisión ejecutiva y ni el obispo ni nadie me ha dicho que se impida”.
El permiso para el traslado de la tabla del Calvario perteneciente al retablo de San Antonio Abad de la parroquia de Monzón, incluida en la lista de 112 bienes que reclama Barbastro, y de la caja sepulcral de Isabel de Aragón -cuya devolución también se encuentra pendiente de una resolución judicial- se concedió en la comisión ejecutiva del Consorcio del Museo celebrada en mayo de 2008, aunque la cesión no trascendió hasta varios meses más tarde.
Aluvión de quejas desde Aragón
Tras publicarse en la prensa el compromiso alcanzado, tanto la diócesis barbastrense como el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena censuraron la decisión, puesto que en el primero de los casos el Vaticano ha fallado en reiteradas ocasiones que la propiedad es del obispado oscense y se le deben devolver sus obras; y en el caso del cenobio, hay unas 130 piezas cuyo futuro depende de la resolución de un conflicto de competencias entre la Generalitat y la DGA que está pendiente desde hace más de diez años en el Tribunal Constitucional.
El prelado de Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, también criticó duramente que antes de decidir prestar el retablo de San Antonio Abad no se informara ni se solicitara el consentimiento a su dueño. Por todo ello, pidió al nuncio que mediara para impedir que el Museo Diocesano cumpliera sus objetivos, al tiempo que se dirigió a su homólogo en Lérida para expresarle su malestar.
La queja del obispo oscense, y también la del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, ante el nuncio surtió efecto y Monteiro de Castro exigió a Joan Piris que revocara que el permiso concedido inicialmente para que el retablo fuera trasladado a Filadelfia “sin haber obtenido la autorización” de la diócesis oscense. En la misma carta, el máximo representante de la Santa Sede en España urgía al prelado catalán a que tomara “las determinaciones necesarias para la pronta entrega de los bienes histórico-artísticos”, que, como recordó, son “propiedad de Barbastro-Monzón”.
Joan Piris obedeció y se dirigió por escrito al consejero de Cultura de la Generalitat, Joan Manuel Tresserras -que también actúa como presidente del Consorcio del Museo- para mostrarle su “preocupación” por el envío a Estados Unidos del retablo de Monzón “sin haber obtenido la autorización del obispado de Barbastro-Monzón, su propietario”. Así, aseguraba que era “necesario” que el acuerdo fuera “revocado”. “En ningún momento este obispado ha dado esa autorización, nunca se le ha pedido”, afirmó, “más allá de que nuestro representante en la comisión -el delegado de Patrimonio, Jesús Tarragona, que poco después fue relevado de sus funciones- lo haya hecho, puede ser que inadvertidamente, sin tener en cuenta la titularidad”. Pero las exigencias del obispo a sus socios en el Consorcio no parecen haber servido de nada.
“No podemos evitar la cesión”
Ayer, el responsable de Patrimonio de Lérida justificó la decisión del museo de seguir con el traslado de los bienes en que “el obispado tiene las piezas en depósito en un museo que está regido por un consorcio de cinco socios y su voto negativo sería solo uno entre cinco”. “Cuando hay una mayoría, un miembro no puede vetar la decisión, puesto que el consorcio es soberano. En cualquier caso, si hubiera un empate u otra circunstancia, el voto de calidad correspondería a la presidencia, que tampoco ostenta Joan Piris”, aclaró Ximo Company. “No tiene más poder (la diócesis) -añadió-, a no ser que algún día deje de formar parte de este consorcio”.
Por ello, según comentó la solicitud del préstamo a Filadelfia “continúa su curso normal porque el museo sigue actuando de manera absolutamente ordinaria en lo que corresponde a sus competencias como consorcio”, insistió el representante del obispado.
Company, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Lérida explicó que, según su experiencia, es suficiente con trasladar las piezas una semana antes de que comience la exposición.
Lérida insiste en enviar dos obras aragonesas a Filadelfia | Heraldo.es.