Con el anterior Gobierno aragonés se hablaba en nuestra tierra, además del castellano o español, el catalán y el aragonés. Con el Gobierno de la señora Rudi ya no se hablan estas lenguas sino que se hablan el lapao y el lapapyp. La gente que habla como habla, independientemente del nombre que se le dé, seguirá hablando lo mismo, pero ahora se han enterado de que hablan otras lenguas, de nombre con aires tropicales o de jerga.
No arreglarán los políticos la crisis económica que nos azota, pero perderán el tiempo en divagaciones ridículas como esta Ley de Lenguas del PP-PAR. De un modo u otro, Aragón sale últimamente en los periódicos por cuestiones que dan más risa que otra cosa. Recientemente repuestos de la chapuza del eccehomo de Borja, salimos otra vez a la palestra con la invención de unas lenguas que son las mismas de siempre.
Los autores de este cambio lingüístico se han ofendido por la ridiculización que se ha hecho de la ley, pero es que no merecen otra respuesta. Menos mal que en este país no se mata por cuestiones idiomáticas o de religión, como en otros países, mas no nos libramos de ponernos en evidencia. El corto nacionalismo aragonés no quiere reconocer que en una parte de nuestra tierra se habla el catalán e inventa el nombre de otra lengua de manera enrevesada.
Dicen esos políticos que la Ley de Lenguas no dice que en Aragón se hable el lapao ni el lapapyp, que son acrónimos de su descripción. Peor me lo ponen. No veo que cuando uno de los 60.000 aragoneses que hablan el catalán diga a partir de ahora que habla “la lengua aragonesa propia del área oriental” o que uno de los 12.000 habitantes que hablan el aragonés diga que habla “la lengua aragonesa propia de las áreas pirenaica y prepirenaica”.
Es igual que si un día se le ocurre al Gobierno central decir que no hablamos los españoles el castellano o español para no ofender a los hablantes de otras lenguas de la península, sino “la lengua romance del grupo ibérico”. El acrónimo sería algo así como el “lerogi”. Como no existe mucho acuerdo entre si hablamos el español o el castellano, pasaríamos a hablar el “lerogi”.
Antonio Nadal Pería